jueves, 21 de febrero de 2013

...y yo fuí el 128, cuando descendí al infierno...



Son más o menos las 21 hs del día martes 15 de febrero de 1977, en Buenos Aires la noche cae lenta, bruma, húmeda y calurosa;  envolviendo  todo segundo a segundo, algo más que de costumbre, un colectivo 29 transita la calle Defensa como si fuera el autódromo….
Esa calle Defensa, sin embargo parece ahora un territorio abandonado, casi sin peatones que se han refugiado en bares, para mitigar el calor bebiendo algo ...
Los anticuarios ya han cerrado sus locales hace más de una hora, solo una tenue luz se filtra de una ventana del taller del orfebre Juan Carlos Pallarols, así todo parece un poco más lúgubre que de costumbre…
En el Bar Plaza Defensa, que está ubicado en Defensa y Humberto Iº, el humo de los cigarrillos y los vaho corporales de los clientes que lo han atestado,  transformaron el aire en irrespirable, todos están tomando cervezas y gaseosas al igual que los que se amontonan en los bares Todo Mundo y el Balcón de la Plaza, justo enfrente,  en la calle Humberto Iº y la cortada Anselmo Aieta….
…pareciera que estos son los únicos lugares donde la vida continua, en una Buenos Aires donde la muerte se puede llegar a tocar casi con la punta de los dedos…
….donde todos los días hay alguien que desaparece, como si se lo hubiese tragado la tierra…
…donde pocos son los que se atreven a dar cuenta de lo que pasa…hubo un prestigioso abogado tucumano que se atrevió a presentar algunos cuantos habeas corpus…, arrastrado por las calles céntricas de San Miguel de Tucumán, por miembros de una patota a plena luz del día, nadie decía nada…
… donde unos hijos de puta, se creyeron la historia que se escribieron a si mismos y condenaron a muerte a más de 9000 personas…
Casi me vuelvo a mi casa, algo no me gusto,  presentimiento que le dicen, sin embargo la posibilidad de leer a Daylan Thomas y comentar las dos o tres versiones de la “Elegía”, que era un poema escrito para su padre, y disfrutar del debate posterior pudieron más…..
Apuro el paso y toco la puerta, mi amigo Jorge un conocido anticuario de la zona que vive en el departamento que se encuentra detrás de su negocio, me abre la puerta:
-       “… acompañe a comprar cigarrillos y algo para tomar en el kiosco de San Juan; hoy viene fulano de tal…”
“Fulano de tal”, un conocido artista plástico muy de moda, que había expuesto en una gran galería de la calle Arroyo, era el invitado estrella esa noche, de nuestro pequeño grupo de lectura .
Al llegar cargados de gaseosas, dos botellas de cerveza y cigarrillos en la puerta nos esperaba “Fulano de tal”, entramos conversando despacio, la vecina del fondo nos espiaba como siempre…
….mi amigo Jorge sabía por un comerciante de la cuadra, que la vecina decía que erámos raros, que tenía miedo….
No llegé a tomar el vaso de la mesa cuando un ruido ensordecedor, un humo denso, acre y acido invadió el ambiente… dos o tres tiros al aire y un tipo que salta arriba de la mesa con un Fal en la mano gritando.
-“…todos al suelo, zurdos hijos de puta, y el que se mueve lo mato…”
Una forma distinta de miedo, desconocida para mi se hizo carne en mi cuerpo…
…. parados en el pasillo, uno al lado del otro, nos vendaron los ojos con unos trapos, mientras nos pegaban con saña y gritaban Ejército Argentino, nadie salga….
….fuimos subidos a una camioneta, apilados unos sobre los otros, de cualquier manera, golpeados y pateados con saña….
….el sentido de ubicación me indicó que cuando arranco tomo Defensa a contramano y doblo por San Juan hacia el bajo….
….sirenas, gritos, giro hacia la derecha, y el ruido de un portón que se abre…
Cuando la camioneta estacionó y nos bajaron, nos empujaban contra una columna y de ahí por escalera al subsuelo….
...y por esa escalera a los golpes, descendí al infierno, yo deje de ser yo mismo..., y pase a ser para ellos el número 128..., entonces y sólo entonces...., yo conocí las entrañas de un Behemoht horroroso desde adentro mismo, y toda la maldad que es capaz de realizar un ser humano...
…ahí tomé conciencia de que esos sádicos eran los dueños de la vida y la muerte de todos nosotros, los que allí estábamos...
… casi desnudos con cadenas unidas con candados en los tobillos y las muñecas, dos veces al día nos llevaban a una sala de torturas……….
… como describir el dolor del cuerpo…
….darte cuenta que te duele hasta el alma...
...cuando terminan de picanearte, tenes sed y te dejaban  tomar agua de una canilla, los dientes se golpeaban contra la canilla y ellos reían...
… la sucesión de cachetazos….
….sus risas que aún resuenan, algunas noches…..
….el miedo, siempre y a toda hora una sensación de miedo profundo e indescriptible porque no hay palabras para describirlo….
….un vacío insondable…
….la lámpara prendida todo el día, igual que una radio…
…sin embargo cometieron un error a la noche escuchaban “Flecha Juventud” y eso me mantuvo ubicado en el tiempo cuando pensé que me estaba por volver loco…
… y una mano que me acaricio cuando dejo el plato de comida, una mano que una semana después dejo de estar, porque la habían matado…
… los llantos míos y los de los otros, a la noche a veces me hacen compañía …
… me asaltan en medio de la noche….
…. la tortura psicológica de gatillarte en vacío sobre la nuca y su risas aún resuenan en mis oídos, porque están grabados en algún lugar insondable del laberinto de mi memoria…..
,,,, porque a esos hijos de puta, eso les causaba gracia….
… no tengo vergüenza de contarlo: me hice pis encima, como castigo me pegaron con la culata de algo pesado como una Itaka en los riñones…
… me hicieron sentir el terror a flor de piel todo el tiempo que estuve allí y después también….
… tuve miedo de salir de salir de mi casa durante mucho tiempo…..
…. la angustia se apoderó de mi durante años…
Negra soledad de una celda sin ventana ni aire, es la forma que encontraron de llevarte a la locura….
…solo una caricia de una mujer, otra detenida como yo cuando me dio un plato de comida, me hizo sentir que estaba vivo…
….   Y aunque no encuentre las palabras para describir eso….
….la caricia de esa mujer, fue una especie de bálsamo…
..esa caricia de alguien que no supe jamás como se llamaba..
… de una mujer que imagine junto a mi desnuda en otro lado amándonos, porque lo que hizo fue un acto de amor..
…  ese acto de amor tan puro, tan inocente, pero tan profundo,  me hizo jurarme a mí mismo que jamás olvidaría los días de terror en los cuales descendí al infierno, conocí las entrañas de la bestia desde adentro mismo, deje de ser yo mismo y fui tan sólo el 128.…



No hay comentarios.: