domingo, 7 de enero de 2007

Praha

Luis Nicolás Laporte
Verano 2007

La primera vez que ví y supe algo de esa ciudad fue por medio de una serie de fotos bellísimas en la que se hacia referencia a cien cúpulas de cobre y de ladrillos de cerámica que reflejan destellos dorados cuando son bañadas por el sol.

Tal vez por eso se la conoce como “la ciudad de las cien cúpulas”, o “la ciudad dorada”, o “el corazón de Europa” o “la madre de todas las ciudades”, aunque hace poco leí en algún lado que también es llamada, - quizás con justicia a pesar que fonéticamente suene horrible a los oídos -, como la "París de los años 20 en los años 90". También supe a través de esta última lectura, - si es que a partir de la lectura y de los libros se puede saber algo -, que esa ciudad fue la cuna del ocultismo medieval, del esoterismo y de del desarrollo más potente de la Kabbalah desde fines del siglo XIII y hasta fines de los años 30 del siglo pasado.

En realidad, nunca llegué a saber bien si lo que me llamo la atención de esa ciudad llamada Praha fueron las fotos de las cien cúpulas verdes envueltas por los halos dorados de los destellos del dios Febo, la imagen imponente del Castillo Hradčany recortada sobre una colina desde donde se permite mirar a la ciudad en su totalidad, las leyendas creadas que la convivieron en cuna de lo mágico, del ocultismo y de la Kabbalah, que nació y se escondió en las entrañas de la judería local o la imagen de una actriz rubia medio desnuda que aparecia eróticamente sentada sobre el piso de un cuarto de pensión barato al costado de una cama, y que ilustraba el comentario de una película de Jan Tomáš Forman, al que se lo conoce como Miloš Forman.

La rubia que aparecía medio desnuda sentada sobre el piso de una pensión barata apoyada sobre el borde de una cama, era la actriz principal y se llamaba Hana Brecjchova.

Me gusto tanto esa rubia medio desnuda para mis escasos diez años, sentada sobre el piso y apoyada en el borde de una cama de una pensión barata de Praha, el dejo de inocencia que se escapaba de sus ojos y el pelo dorado como el oro, que su imagen fue el objeto sexual inspirador de mi primer acto de amor en solitario detrás del sillón del living de la casa de mi tía donde aprovechando un descuido de mi mamá, las tías y la abuela Celina que no se percataron de lo que estaba haciendo con los dedos de mi mano mientras miraba esa revista detrás del sillón del living.

A partir de ese momento Praha, o bien por la rubia que paso a ser el objeto del deseo de mis desvelos de púber y que me persiguió durante los sueños durante muchos años, o bien por las imágenes recurrentes de las cúpulas verdes siempre envueltas por los halos dorados de los destellos del Dios Febo y la imagen imponente del Castillo Hračany recostado sobre una colina que permite desde allí contemplar toda la ciudad, que comencé una lectura afiebrada y casi sin límites de todo lo que me acercaba a esa ciudad.

Aprendí leyendo en los libros, si es que en estos se puede aprender algo, que Praha fue la cuna del ocultismo, la magia y la Kabbalah desde la edad media, que allí se describió por primera vez la imagen del Golem una criatura mágica de arcilla creada por el Rabí Yehuda Loew ben Bezalel, el Maharal de Praga en a mediados del siglo XVI aunque se hace popular recién en el siglo XVIII, quien habría dado forma, - según cuentan las leyendas -, a ese ser mítico para proteger a los judíos observantes de las persecuciones y matanzas instigadas por un sacerdote cristiano llamado Tadeo.

“El Golem”, así se llama también la novela que en 1915 escribiera Gustav Meyrink y que impresiono en Buenos Aires al otro lado del planeta a un escritor llamado Jorge Luis Borges.

Así pues, mucho antes de que la palabra perdiera su fuerza mágica, como alguna vez escribiera Sigmund Freud, aprendí de los libros si es que de los libros se puede aprender algo, que en los comienzos de los tiempos de la historia por el sigo VI a. C la llanura ubicada en el centro de Europa estaba habitada por un pueblo Celta llamado boios, que fueron expulsados por la tribu germánica de los marcomanos hacia el siglo I d. C, esos mismos libros cuentan que los boii o boios llamaba a esa tierra Boiohaemum es decir el hogar de los Boii, este pueblo se perdió sin dejar rastro en los pliegues de la historia, pero como una cruel venganza del destino la región conservo de estos su nombre germanizado y se la comenzó a llamar Böhmen como la marca cultural y linguistica de los nuevos conquistadores.

Cuentan esos que dicen saber algo de historia, que Praha como ciudad se fue constituyendo a partir de, - como dicen los arquitectos -, una costura urbana de seis pequeños asentamientos cercanos entre sí, erigidos sobre las riberas del río Vltava o Moldava enmarcados entre siete colinas, en un meandro del río que forma una especie de P mayúscula, como se fuera un designio para su futuro nombre, durante los últimos años del Siglo IX, los que luego como reflejo de su crecimiento y de los intercambios de sus habitantes se convertirían en los barrios que hoy conforman Praha, Staré Mestró, Nove Mestro, Josefov, Myšeharad, Mala Strana, Hračany o El Castillo y Smichov Santoska.

Praha se había transformado, gracias al recuerdo recurrente de esta rubia objeto sexual de mis desvelos a partir de mis diez años, en un lugar mágico al que mis sueños me transportaron una y mil veces.

Así aprendí por medio de los libros, que entre los siglos V y VIII d.C, la región fue ocupada por hordas nómadas de grupos llegados desde las estepas de mongolia, entre ellos los Avaros que buscaban nuevos de pastizales frescos para su ganado y sus caballos y con ellos se instaló la práctica del cristianismo arriano, más tarde durante el siglo IX el cristianismo del rito romano se introdujo y consolido en la región, que por entonces formaba parte del reino de la Gran Moravia, desde el año 950, la región del Boemia donde se podía observar una fuerte influencia germana tuvo que aceptar la voluntad de la mayoría reconocer la supremacía alemana y pasar a ser parte integrante del Sacro Imperio Romano Germánico y se la llamó nuevamente Böhmen, es así que durante más de ciento y pico de años la región fue gobernada por miembros de la católica casa de Luxemburgo, sin embargo la aristocracia eslava se alzó conel poder y construyó la primera dinastía auténticamente eslava es decir checa, por medio de la familia Přemysliden, que tomo el poder a fines el siglo XI. En los libros de historia leí, que muy pronto la ciudad se convirtió en el asentamiento de los reyes de la región que se conocía como Bohemia, en esos mismos libros leí y supe, para entender que es lo que paso con esa ciudad y las gentes, – si es que a través de la lectura se puede llegar a saber algo-, que la nobleza bohemia pan eslava fue derrotada por los húngaros y entre 1471 y 1526, Bohemia fue gobernada por un linaje de reyes húngaros de la Corona de San Ladislao, que impusieron los preceptos de la Iglesia Católica Apostólica del Rito Romano, esta situación religiosa tenso los ánimos pero no estallaron conflictos significativos, a mediados del siglo XVI, el emperador del Sacro Imperio, Fernando I, de la Casa de los Habsburgos, fue elegido rey de Hungría y Böhmen. Bajo el mandato de esta dinastía, que se prolongó hasta 1918, la historia de Böhmen estuvo unida a la de Austria y a la de Alemania, lo que significo un retorno a la germanización de las costumbres. En forma paralela a esa región se la llamo Böhmen, su fonética alemana, y a los territorios que se extendían hacia los Sudetes se los denominó Mähren, en lugar de Moravia, ambas comarcas comenzaron a formar parte de los señoríos de los Habsburgos, por lo que Praha paso a ser la capital de una provincia austriaca.

Durante la dominación Imperio Austro - Húngaro, desde mediados del siglo XIX su actividad cultural e intelectual fue brillante, pero se convirtió además en el centro del nacionalismo checo. Con el derrumbe del Imperio Austro - Húngaro tras la I Guerra Mundial y la creación de Checoslovaquia en 1918, Bohemia se convirtió en una provincia checa. En marzo de 1938, como desencadenante de la cuestión de los Sudetes, los nazis ocuparon militarmente Checoslovaquia y crearon el protectorado de Böhmen – Mähren.

Al frente del nuevo territorio anexado el Führer nombró como Reichprotecktor de Böhmen – Mähren, a Konstantin Freiher von Neurath a quien luego se relevo de ese cargo, y designó como vice Reichsprotcektor a Reinhard Tristán Eugen Heydrich, un nazi fanático que cuentan los que dicen conocer algo de historia, si es que se puede saber algo de la historia y las motivaciones de los hombre que la hacen, que había nacido en el seno de una familia de profesores de música que enseñaban en el prestigioso Instituto de Las Halles de Sajonia, y que desde muy pequeño se había inclinado hacia el estudio de la música clásica, que era un hábil practicante de esgrima, que al terminar la Gran Guerra ingreso a la Reichsmarine, que suplió a la destrucción de la Kaiserliche Marine a la que se la supo llamar Hochseeflotte, de la que fue expulsado por una oscura cuestión de polleras que fue la comidilla de todas las reuniones sociales de esa época, porque cuentan que se había enamorado de una mujer casada judía, mientras mantenía al mismo tiempo una relación sentimental formal con la hija de un importante e influyente empresario ligado a la industria militar a la que le había prometido casamiento, este ofendido al enterarse de la historia, llevo su queja al almirante Canaris que era su superior y así se decidió su expulsión de la misma.

Cuentan esos que dicen saber algo de historia, - si es que podemos saber algo de los hombres que la hacen y de los motivos que impulsan sus actos -, que Reinhard Tristán Eugen Heydrich, había participado de las Fareikorps Märker, una fuerza paramilitar de la extrema derecha fundada a instancias de Gustav Noske que era Ministro de Defensa de la República de Weimar para enfrentar a la Spartakusbund o Liga Espartaquista a principios de la década del 20 y que luego de su disolución se incorporó a las terriblemente sanguinarias SS como se las conocía a las Schutzstaeffel o Secciones de Seguridad del Partido Nazi, al ingresar en esta “nueva aristocracia”, admirada por la mayoría de los ciudadanos que sufrían las humillaciones del Tratado de Versalles, él encontró el reconocimiento social y una forma de reinsertarse en un mundo militar que lo había rechazado, tan sólo por una cuestión de polleras.

Cuentan en los libros de historia, aquellos que relatando los hechos, pretenden comprender los actos y las motivaciones de los hombres que la hacen, que el ambiente de camaradería existente entre los miembros de las SS seguramente fue un lugar de confianza e integración para esa calmar esa mezcla de dolor y resentimiento que lo asolaba, y que como su contracara sus nuevos camaradas se sintieron absortos de contar entre sus nuevos miembros que engrosaban a sus filas a un ex militar desesperado de lavar su despecho, que al mismo tiempo, a diferencia de otros miembros y líderes del partido, era poseedor de un aspecto ario sobresaliente no sólo por su altura, su contextura deportiva, su cabello rubio y sus grandes ojos azules, sino también por sus dotes de esgrimista, músico, alpinista, apasionado navegante de vela y dotado de una vasta cultura general producto de una educación especialmente esmerada.

El conjunto de aptitudes físicas para los deportes, sus refinados gustos por lo cultural y el arte en general, hicieron que se lo considerara como el prototipo genuinamente ario que constituyera las SS.

Su carrera dentro de las SS fue meteórica, designado segundo de Himmler a finales de 1935, hacia 1937 convenció a una personalidad paranoica como la de Josef Stalin de una conspiración armada en su contra por los más respetados estrategas del Ejército Rojo, generando de esta manera una purga brutal que lo descabezó de cara al Operación Barbarroja, fue responsable de las operaciones de provocación en la frontera Polaca entre julio agosto de 1939, actos de los que se valió en sus quejas Joaquim von Ribbentropp como argumento para justificar el inicio de las hostilidades militares en septiembre de 1939, años después organizó en un villa ubicada en Am Gro ßen Wannesee 56-58 de Berlín, una reunión que pasaría a los anales de la historia como la Conferencia de Wannesee, para diagramar la triste y famosa solución final.

Los que dicen saber algo de la vida privada de los hombres públicos, - si es que de la vida privada de los hombres públicos se puede saber algo -, sostienen a partir de los relatos que las pocas personas que llegaron a intimar con Reinhard Tristán Eugen Heydrich, que este habría contado que siendo muy niño había soñado que un monstruo de arcilla que en Praha recibía el nombre de Golem, lo cruzaba una mañana temprano en la curva que da una calle en Praha, y que como ese sueño cada tanto se repetía, durante el caluroso verano de 1932 cuando Erik Jan Hanussen inauguró en una enorme mansión “El Palacio del Ocultismo” en Berlín, este el más famoso de entre todos los videntes consultados los jerarcas nazis, al que llamaban también el “mago de los guantes verdes”, le predijo que “El Golem” con el que él había soñado era la representación de la muerte, y que lo alcanzaría después de una larga agonía en una calle de Praha.

Esa predicción lo inundo de una angustia y de miedo sin igual, a partir de ese momento los sueños que lo enfrentaban con la mítica criatura de arcilla ideada en las tradiciones kabbalísticas medievales judías, se volvieron cada vez más recurrentes, y que eso lo llevó a viajar a Zúrich para consultar con Presidente de la Sociedad Médica de Psicoterapia, el Profesor Carl Gustav Jung; mientras que en Berlín buscaba de manera afanosa, respuestas a sus desvelos con el Dr. Matthias Heinrich Göring.

Lo que supe, leyendo primero y que después durante una larga caminata en una tarde de primavera, me contó una mujer checa y ahora les puedo confiar a ustedes no es menor.

Entre los seis barrios originarios que le dieron origen a Praha, que ahora son siete y que fueron crecieron sobre las riveras del río Moldava, esta Josevof el barrio judío, que había sido el gheto más grande de los construido durante la edad media.

Allí, en Josevof, el viejo gheto judío de Praha existe el cementerio más grande, antiguo y mejor conservado de esa comunidad en toda Europa, superpuestas unas sobre otras existen más de quince mil lápidas, y si bien en algunas no se puede leer el nombre de aquellos a quienes recuerdan, y todas son de una belleza sin igual.

Fue allí que Reinhard Tristán Eugen Heydrich, al que muchos fanáticos de los SS llamaban “Der Henkel” o sea el Verdugo, por la frialdad con la que ejecutaba las ordenes que recibía, en un determinado momento llego a convencer al Hitler de no destruir el cementerio de Josevof y el Altneuschul es decir la sinagoga y escuela que está al lado de este, con un argumento irrefutable: “...hay de mantenerlos intactos así como están, y pasarán a la historia como la muestra irrefutable de los últimos vestigios de una raza a la que nosotros extinguimos de la faz de la tierra”.

Según cuentan los libros que alguna vez escribieron los que creen saber algo de la historia y de los hombres que la construyen, que Reinhard Tristán Eugen Heydrich, amaba la música, ejecutaba el violín, navegaba a vela y practicaba como pocos el arte de la esgrima, era el más brutal de entre los jerarcas nazis que lo apodaron “Der Henkel” porque era capaza de cumplir cualquier orden sin dudar, que su sola presencia creaba un abismo psicológico que solo son capaces de crear aquellos que ejecutan su deseo sin contemplaciones de ningún tipo y que cuando llegó a Praha aplicó sin piedad una política de terror en todo el territorio contra sus oponentes y de incentivos para quienes colaboraran, política conocida como del palo y la zanahoria, que su sola presencia creaba un abismo psicológico inconmensurable con quienes ocasionalmente hablaba o se cruzaba en el camino, que era tan brutal e insondable el desprecio que emanaba de su ser, que a su alrededor se percibía el miedo a flor de piel, que los castigos que aplicó a la resistencia fueron de tal magnitud y crueldad que comenzaron a llamarlo “El carnicero de Praha”, aunque también esa checa me contó que los habitantes de Praha sentían por él una extraña mezcla de respeto y admiración, porque fomentó el trabajo y combatió la especulación de los precios de los alimentos.

La historia cuenta que después de dos meses de seguimiento, a las 8,30 hs de la mañana del 27 de mayo de 1942, dos partisanos checos que respondían a Eduard Beneš y habían sido entrenados en Londres, llamados Jan Kubis y Josef Gabchink, lo emboscaron en la Rude Armady donde esta hace una curva muy pronunciada en el suburbio de Holešovice cerca de una parada de la línea C del Metro de Praha, en el trayecto que une el Castillo de Jung-Breshan con el aeródromo donde lo esperaba un avión para trasladarlo a Berlín.

Cuentan los que creen saber algo de la historia y de los hombres que la hacen, que viajaba solo sin custodia como una prueba de su valor y porque estaba confiado de la gente de Praha, el relato refiere que falló la metralleta con la que pretendieron matarlo que luego le tiraron una granada que explotó cerca de él y varios tiros de pistola lo hirieron levemente, frente a una casa de paredes bajas pintada de blanco que tenía una ligustrina prolijamente cortada, la casa Brecjchova, la familia de la cual descendería la mujer que siendo actriz veintitrés años después fuera la responsable de que me excitara sexualmente y conociera el amor en solitario detrás de un sillón en la casa de mi abuela mirando una foto de ella medio desnuda recostada en sobre una cama.

Coinciden todos los relatos que Reinhard Tristán Eugen Heydrich, vice Reichprotecktor de Böhmen – Mähren, era capaz de crear un abismo insondable frente a sus ocasionales interlocutores y un vacío psicológico que los dejaba en las puertas del terror.

Todos los hechos relatados aquí, realizados por los que creen saber algo de la historia y de los hombres que la hacen son coincidentes. Ayudado por algunos transeúntes que ocasionalmente se encontraban en el lugar, pero por sus propios medios llego al Hospital Libovka, donde se negó a ser atendido por los asustados médicos checos que estaban de guardia, porque desconfiaba de ellos y exigió ser atendido por un médico alemán, que se resistió a tomar alguna medicina hasta que llegó el médico Jefe de la 24º División SS Böhmen – Mähren que estaba acantonada cerca de allí el Profesor Dieck, que le realizó varios estudios y que si bien las heridas no eran de gravedad, una costillas rotas por la explosión de la granada le perforaron la pleura.

Relatan los comentaristas de la época que el Profesor Dieck le realizó una inmediata intervención quirúrgica asistido por el Profesor Hohlbaum de la Clínica Alemana de Praga, pero todo fue en vano, una infección generalizada pudo con el hombre del corazón de hierro Reinhard Tristán Eugen Heydrich, agonizó durante siete días.

Él, al que llamaban “Der Henkel” o sea el verdugo o “El carnicero de Praha” dijo que durante toda su vida se había sentido un arconte y sin embargo lloró por los crímenes que dijo pudo haber cometido en el cumplimiento de su juramento de lealtad personal realizado a Adolf Hitler, el PrincepFührer del Deutschland III Reich.

Dicen los que creen saber algo de la historia y de la vida privada de los hombres públicos que la construyen, que tras de los biombos del hospital enfermeras asustadas que no se dejaban ver, le escucharon balbucear entre sollozos que se arrepentía de los posibles crímenes cometidos en cumplimiento del juramento de lealtad personal realizado a Adolf Hitler, el PrincepFührer del Deutschland III Reich y que en silencio sonreía mientras se jactaba de haberse resistido a destruir el cementerio de las quince mil tumbas y el Altneuschul de Josevof, el Ghetto judío más antiguo de Europa, con el argumento irrefutable: “...hay de mantenerlos intactos así como están, y pasarán a la historia como la muestra irrefutable de los últimos vestigios de una raza a la que nosotros extinguimos de la faz de la tierra”.

Él, que llego a ser la encarnación humana más perfecta del ideal de los nazis; había jurado vengarse de quien había sido su jefe inmediato y responsable de su pulsión infamante de la vieja marina imperial y luego jefe de la Abwehr, el Almirante Wilheim Canaris, - con quien sostuvo un encono personal que no cedió con el paso del tiempo -, sonreía en silencio mientras agonizaba.

Cuentan los que dicen que estuvieron a su lado mientras agonizaba fumaba cigarrillos egipcios que tenían una mezcla de tabaco turco mezclado con hilos de hachís egipcio que le había conseguido su asistente, que bebió un vino rouge exquisito al paladar elaborado en la casa del Barón Philippe de Rothschild en 1936 y que en medio del deliro afirmaba haber visto un monstro de arcilla al que los antiguos alquimistas y cabalistas judíos de Praha llamaban Golem, idéntico al que alguna vez soñó cuando era un niño en la casa de su familia en Halle del Salle, en la región de Sajonia-Anhalt.

Agonizaba y recordó que durante el verano de 1932, poco antes de que los nazis se alzasen con el poder y destruyeran la República de Weimar, Herschmann Chaim Steinschneider un judío checo que llegó a reinar en la corte de adeptos de Adolf Hitler desde 1928 a 1933, que se hacía llamar Jan Eric Hanussen, al que todos llamaban el mago de los guantes verdes, que era el más famoso de los adivinos que en Berlín consultaban los jerarcas nazis, la noche que inauguraba el “Palacio del Ocultismo de Berlín”, el predijo que la muerte lo alcanzaría en una calle de Praha.

Mientras agonizaba, sonreía en silencio, por que se llevaba a la tumba su más oscuro secreto, la madre de su padre, su abuela paterna se llama Sarah.

Él, la más perfecta encarnación humana del ideario nazi, él del que se rumoreaba había sido señalado en privado como su sucesor por el mismísimo Adolf Hitler el PrincepFührer del Deutschland III Reich, era hijo de un judío y había sido capaz de ocultar ese su secreto, durante tantos años.

Ahora sabía al fin que podía morir en la ciudad que había sido objeto de sus desvelos, la ciudad en la sabía estaba sellado su destino, una ciudad hermosa coronada por cien cúpulas, la ciudad enclavada en el corazón de Europa, la ciudad que amó en silencio desde el momento en que siendo un niño soñó que el Golem lo cruzaba en una de sus callejuelas,...... tan solo Praha.

sábado, 6 de enero de 2007

Malkeniu

Cuando recobré la lucidez, poco antes de que abriera los ojos, lo primero que percibí fue un fuerte olor..., un olor denso..., acre..., profundo..., olor a encierro y humedad..., olor a humo de cigarrillo, a vino agrio.., entremezclados con vestigios lejanos de olor a lejía y jabón, olor a perfume barato.., el olor rancio del permanganato de potasio..., olor a quilombo.

Después abrí los ojos, y te vi sentada frente a mí en una silla esterillada Thonet, leyendo un libro, y lentamente fui recordando las últimas imágenes del intento de apoderarnos de esa comisaría, de la impotencia de no encontrar el apoyo hacia nuestra acción y frente al motor del automóvil que no arranca, de los gritos de alto y rendición, de los ecos secos de los tiros de fusilería, de la corrida hacia cualquier lugar hacia ninguna parte, el desbande, y del golpe seco que sentí en la espalda, el golpe que me dejó tumbado boca abajo sobre una vereda de ladrillos desparejos, entre un paredón y una larga hilera de árboles que crecían sobre el filo del zanjón, y el dolor, un dolor que era como hielo que quemaba.

Comprendí, cuando recuperé la lucidez, que había sido un tiro certero de máuser el que impactó en la espalda, después que el motor del automóvil no arrancara, cuando el revólver con el que me defendía se quedó sin balas y para salvar la vida comencé a correr.

Después me contaste que había quedado tendido boca abajo desangrándome poco a poco sobre esa vereda de ladrillos desparejos entre el paredón y la larga hilera despareja de ceibos, sarandies y sauces que crecían sobre el filo de un zanjón, casi enfrente de la puerta del bar “El Águila” y, recuerdo ahora con nitidez que cuando abrí los ojos y los claroscuros de las siluetas se transformaron en las imágenes de personas, estabas sentada frente a mí con un libro entre las manos, que lo cerraste de inmediato y guardaste en un bolsillo del batón que llevabas puesto, y yo, acostado en la cama de una pieza oculta de las miradas indiscretas, y que cuando me hablaste, tratando de ocultar pudorosamente los dedos manchados de rojo por el uso del permanganato de potasio, dijiste que te llamabas Malkeniu y que había sido una tal Fanny Braverman quien te ordeno cuidarme y atenderme, mientras estaba allí, reponiéndome.

Malkeniu, así te decían todos en el lupanar que funcionaba con el beneplácito policial en la parte de atrás del bar “El Águila”, que estaba a dos cuadras de la comisaría del puerto de Zárate, donde supuestamente varios agentes y suboficiales estaban apalabrados para acompañarnos en la acción que estábamos emprendiendo, que además iba a contar con el apoyo de la gente del comité local del partido, que al final no apareció, el día de la revolución frustrada de 1933.

Muchos años después de que la bruma de la madrugada te envolviera, y cuando te perdí para siempre, cuando te convertiste en una especie de fantasma que atormentaba mis días y que persigo de noche, cuando desgajaste el alma y los recuerdos de los días compartidos me angustian hasta el llanto, una noche fría y lluviosa de junio, acodados sobre una mesa mugrienta de un bar de mala muerte que queda en la calle Piedras al 800, - en la frontera de Catedral al Sud y San Pedro González Telmo, tan sólo a unas cuadras de Puerto de Santa María de los Buenos Ayres, al que todos han bautizado piadosamente “El vómito”- , dos viejos rufianes retirados de las andanzas de otros tiempos, que decían llamarse David Redson y Yehuda Raznosky, borrachos y ganados por la melancolía de un tiempo que paso, que están seguros que no ha de volver y que para ellos es mejor que el actual; presienten ser abordados por una catedral de recuerdos que como un álbum de fotos ajadas y sepias les quema el alma, me contaron que te habían conocido cuando aún no tenías los dedos manchados de rojo por el uso de permanganato de potasio, que habías nacido en los confines de la Galitzia Oriental, la posesión más levantina de la Casa de los Habsburgos y discuten entre sí sobre si habías nacido en Lemberg o en Przemysl, aunque concuerdan que habías sido una de las últimas polacas que trajo Felipe Schon engañada a estas tierras, para terminar prostituida en los lupanares que regenteaba ubicados en parajes tan lejanos a tu aldea, rodeada de gente extraña. Me contaron que Malkeniu significa muñeca; y eso era lo que eras, una auténtica muñeca blanca de ojos verdes, con el cabello todo lleno de rulos, tenías la piel muy, pero muy suave, unos pechos redondos, chiquitos y duros y tu cuerpo exhalaba un perfume sin igual, un perfume que jamás le había sentido a ninguna mujer, a punto tal que estoy seguro que fuiste mi muñeca, el tiempo que duro nuestra historia y aún ahora, que han pasado tantos años desde la noche en que la oscuridad y la bruma te envolvieron para siempre te recuerdo de la misma manera.

La noche que conocí a David Redson y Yehuda Raznosky, memoriosos a la hora de agregar datos de una historia que se complementa con otras historias, ellos aparentando ser gentiles, a pesar que los años no han borrado un dejo de maligna ferocidad en el brillo oscuro de la mirada de ambos, medio borrachos y ganados por la melancolía de un tiempo pasado que ellos creen mejor que el actual y que saben no ha de volver, a medida que relatan el pasado y los personajes que constituyen esta historia, se sienten como asaltados por una catedral de recuerdos que se les presenta en la memoria como un álbum de fotografías ajadas y sepias que les quema el alma, me contaron que atrás del bar “El Águila” había funcionado por aquellos tiempos el prostíbulo más lujoso de toda la zona de Zárate, que el bar era atendido por un tal Cacho - (de piedra en forma de cabeza), agregaban maliciosos entre risas y que fue bautizado así por los parroquianos del lugar -, que era un cuasimodo débil mental que apenas balbuceaba palabras inconexas y obedecía ciegamente los designios estrafalarios de esa tal Fanny Braverman, que reinaba a discreción entre las sombras con el placer de quien ha logrado una cierta venganza de la vida. Que ahora, a pesar que el edificio esta igual que antes en los cuartos de atrás funciona una pensión para viajantes de comercio y que ahora lo maneja un gallego que no sabe leer ni escribir, pero que tiene una memoria prodigiosa para recordar los números y las caras de las personas, por eso se dedica a levantar quiniela protegido por el comisario de turno y con los años se ha transformado en uno sus confidentes, y quizás también por eso mismo se aprovecha de los borrachos que hay en el bar todos los días anotándoles algún vaso de vino de más en la cuenta a la hora de cobrarles.

Me contaron también, para que entienda la historia que antes de que esa tal Fanny Braverman regenteara el lupanar que funcionaba detrás del bar “El Águila”, ella misma había sido una de las miles de polacas que habían traído a la Argentina engañadas por algunos de los caftens de la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia, a quien primero la explotaron en un lupanar que funcionaba en el conventillo de la “Rubia” que estaba en México entre Bolívar y Defensa para luego ser la portera de otro que estaba sobre la calle Junín al 300 y que ambos eran propiedad de Felipe Schon.

Fue a lo largo de esa noche de junio, interminable lluviosa y fría, cuando David Redson y Yehuda Raznosky memoriosos y detallistas hasta la exasperación, cada vez más borrachos a medida que pasan las horas, ganados por la melancolía de un tiempo pasado que ellos creen mejor y que saben no ha de volver, asaltados por una catedral de recuerdos que se les presenta como un álbum de fotos ajadas y sepia y que les queman el alma, me hacen recordar la aventura que emprendieron un grupo de rufianes judíos, cuando repudiados por la prédica de rabbí Halphon y por el resto de su comunidad, se agruparon bajo la denominación del “Club de los 40” y en 1906 cansados del rechazo de los miembros de la comunidad que los llamaban caftens, – de donde deriva la palabra “cafishio” o “panzones” decidieron constituir bajo la inspiración de Noé Trauman la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia, para poder tener un cementerio propio en tierra virgen donde enterrar a sus muertos por que la Jevre Kedishe, es decir la “aristoracia de la comunidad” los idn se negaba a que los enterraran en el Cementerio de la Chacarita de los Colegiales y en el de Liniers porque son tneim, adquirir una casa para que funcionase la sede social de la Mutual y donde pudieran reunirse y además construir una sinagoga propia por que ellos a pesar de todos eran hombres temeros de Adona-i, pero por sobre todo continuar bajo una fachada de respetabilidad social con sus negocios que eran muy redituables.

Cuentan los memorioso que todo marchaba viento en popa pero la única vez que hicieron un cambio en sus planes fue cuando se asustaron porque las denuncias del ese rabbí Halphon, comenzaron a tener eco en la prensa que publico una serie de artículos que eran enviados desde la Sociedad Israelita de Protección de Mujeres y Niñas, y además por una queja del Embajador Polaco. Por todas esas cosas Noé Trauman convocó una reunión urgente de socios para que le modificaran los estatutos sociales y le cambiaran el nombre por el Zwi Migdal. Ellos dicen que con esos actos cubrieron dos flancos al mimo tiempo, rendir honor a Luis Migdal que había congregado en torno a sí a los primeros caftens de manera informal cuando se los conocía como el “Club de los 40”, y jugando con el equívoco del lenguaje el nombre que pronunciado sonaba a “La poderosa”, hecho éste que causaba más miedo no sólo a las pupilas, sino también a sus enemigos. Entonces, me contaron por enésima vez esta historia, que a fuerza de haberla escuchado tantas veces en tantos otros lugares me termina por aburrir, a pesar que alguna vez llegué a creer como cierta, y con un aire que pretende ser solemne me dicen que si su relato no es tomado en serio o lo pongo en duda, son capaces de pedirle al rabbí Sholomo Klaztenstein, que oficia en la sinagoga de la calle Camargo que es la única en la que se les permite ingresar a decir sus oraciones, por que ellos a pesar de haber ejercido el comercio de la trata de blancas son hombres temerosos de Adona-i, jurar sobre los rollos de la Toráh, que Fanny Braverman era bellísima, y se había enamorado perdidamente de Felipe Schon, cuando él la conoció en una pequeña aldea perdida en la inmensidad de la llanura de la lejana Cracovia donde vivía, y que ella siguió enamorada de él a pesar de que este comenzó a explotarla el mismo barco cuando la traía hacia Buenos Aires, después de propinarle una paliza con el cinturón. Que esa tal Fanny Braverman sentía un amor lindante con la obsesión, que la carcomía por dentro cada vez que lo veía, cuando se acostaba con otros hombres o cuando estaba sola y la atormentaba una sensación de vacío...

...los memoriosos David Redson y Yehuda Raznosky, a medida que pasan las horas cada vez más borrachos, ganados definitivamente por la melancolía de lo que creen fue un tiempo mejor que paso para ellos, que ya no se volverá a repetir, se sienten asaltados por una catedral de recuerdos que se les presenta como un álbum de fotos ajadas por el tiempo y de color sepia que les quema el alma, me cuentan para que tome nota de la inutilidad de mi búsqueda, que Felipe Schon, había sido en su juventud uno de los rufianes más buenos mozos, de los que estaban al servicio la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia, que había comenzado sus actividades al servicio de ésta viajando por Europa recorriendo pueblos y aldeas miserables perdidas en la inmensidad de las llanuras de Cracovia, Lodz y Galitzia Oriental, con el fin de seducir y traer engañadas a humildes campesinas polacas, a veces un tanto rústicas y toscas pero útiles para trabajar con el cuerpo para entregar algo de placer frente a las urgencias de los hombres, pero que esa tal Fanny Braverman se diferenciaba del resto por la delicadeza de sus rasgos, ya que era poseedora de una belleza casi salvaje, en la que resaltaban los rasgos eslavos de sus ancestros, y el brillo claro de sus ojos celestes que en momentos de ira se transformaban en punzantes agujas de hielo casi blanco. Ellos no se cansan de repetir, que esta tal Fanny Braverman, fue incapaz de contener por medio de actos que emanan de la razón la furia de las pasiones desatadas en su cuerpo, de una terrible obsesión que le carcomía el alma y las entrañas con la fuerza incontrolable de una tempestad, que fue por esos sentimientos que hizo lo imposible para ganar para sí el amor de ese tal Felipe Schon, que no cejo en su cometido hasta que terminó por quebrarle la voluntad y capturarle el alma para siempre, que ese tal Felipe Schon, no era un rufián cualquiera, era un aventurero sin igual, que llego a tener treinta prostibulos y casi trescientas mujeres trabajando para él, de joven había sido apuesto, era atildado y afable en el trato, pero al mismo tiempo frío, calculador y capaz de construir un abismo de indiferencia con algún casual interlocutor, y que se llegó batir a tiros en cien tugurios de mala muerte defendiendo sus negocios.

Cuando me cuentan esta historia los memoriosos David Redson y Yehuda Raznosky cada vez más borrachos a medida que pasan las horas, ganados por la melancolía de los recuerdos de un tiempo que paso y que ellos creen nunca más volverá y son asaltados por una catedral de recuerdos que como un álbum de fotografía ajadas y sepias por el paso del tiempo, una catedral de recuerdos que los asola y les quema el alma, insisten con su idea que alguien alguna vez tendrá que escribir la historia de la vida de Felipe Schon, que había sido capaz de engañar a los padres de esa tal Fanny Braverman, con la promesa de un casamiento en Argentina según las estrictas normas que se desprenden del halach, que una vez embarcados comenzó a explotarla durante el viaje que los traía a Buenos Aires, pero que una vez en Buenos Aires como Fanny Braverman le gustaba por que carecía de los rasgos toscos de la mayoría de las miles de mujeres que lograron traer, terminó por comprarla para él mismo en un remate especial que se realizó en el local en el que se constituyó por primera vez la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia, uno que quedaba sobre la Avenida Mitre 452, cuando Avellaneda que ya se llamaba Avellaneda, aún era conocida por todos los vecinos como Barracas al Sud, muy cerca del riachuelo que ya en esa época era un brazo pestilente del río, a pocas cuadras del mercado de frutas; remate famoso de mujeres recién llegadas, si se puede decir que un remate con exhibición incluida de mujeres puede llamarse así, ya que cuentan las malas lenguas o los interesados en estos temas morbosos, que asistieron el mismísimo Juan Nicolás Ruggiero, - el hombre de reflejos rápidos a la hora de decir usar un revólver en defensa y representación de los intereses de don Alberto Barceló que administró y gobernó el pueblo desde 1909 como quiso durante muchos años y que no llegó a ser gobernador de la provincia por que se enfrentó con los poderosos ganaderos del interior y por que como dicen los que saben algo de esta historia toco los intereses de otros más poderosos que él -; dos Jueces Federales y varios Diputados Nacionales del Partido Demócrata Nacional, ya que el lote a rematar fue el mejor en años...

Sostienen además, siempre muy memoriosos David Redson y Yehuda Raznosky, cada vez más borrachos con el transcurrir de las horas, acodados sobre una mesa mugrienta de un bar de mala muerte al que impiadosamente llaman “El vómito”, que esta sobre la calle Piedras al 700, en los confines de los barrios de Catedral al Sud, que también llamaron en otros tiempos el barrio de tambor o el barrio del mondongo, y San Pedro González Telmo cerca del puerto de Santa María de los Buenos Ayres, ganados por la melancolía de un tiempo que pasó, que ellos creen es mejor que los actuales y que presienten nunca más han de volver, los asalta una catedral de recuerdos que como un álbum de fotografías sepias y ajadas por el paso del tiempo les quema el alma, que ese tal Felipe Schon también se había enamorado de Fanny Braverman pero que no podía decirle ni contarle nada de eso a ninguno de sus conocidos ya que amigos no tenía y hacerlo era dar una muestra de debilidad propia de un ser humano que no estaba dispuesto a pagar frente al resto de los socios de la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia con los que sólo se permitía tomar algún que otro vaso de ginebra o de kirsch polaco que le encantaba, que fue entonces a pesar de ello o quizás por eso mismo, decidió en soledad dejar de explotarla, es decir que dejara de trabajar y que no se acostase con otros hombre. Por eso primero la ubicó como portera en el burdel de la calle Junín al 300, para que lo tuviera informado de lo que pasaba y para que además amedrentara a las otras pupilas. Que como la imagen de esa tal Fanny Braverman no lo dejaba dormir tranquilo por las noches a pesar de las dos botellas de un raro y exquisito kirsch polaco, que se hacía traer en forma exclusiva, y que tomaba todos los días para poder conciliar el sueño, fue incapaz de contener la desesperación que le abrasaba el alma, los sentimientos encontrados tuvieron tanta fuerza que se sintió obligado a solicitarle al ribbī que oficiaba en la בית הכנסת, o sea la sinagoga , - palabra que traducida a nuestro idioma significa “lugar de reunión sagrado” para los que profesan la fe del pueblo de Abraham -, porque ellos que fundaron la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia, cuando el Embajador Polaco se quejó ante el Ministerio de Relaciones Exteriores por el uso del nombre Varsovia y frente a un posible escándalo político cambiaran el nombre de Varsovia por el Zwi Migdal, en honor a Luis Migdal, que había sido quien congrego en torno suyo a los primeros rufianes y se llamaban a si mismos el “Club de los 40” y que por un equívoco del lenguaje se puede oír como “La poderosa”, cuando ellos mismo eran un grupo poderoso que disputaba el manejo de los prostíbulos, no sólo de la Capital y del gran Buenos Aires sino los del resto del país, a la cofradía de los macró marselleses y a un muchacho italiano un tanto bruto que ahora es el jefe del negocio en Rosario que se llama Juan Galiffi al que todos llaman “Don Chicho Grande” y a su lugarteniente Alí Ben Amar de Sharpe al que llaman “Don Chicho Chico" que le cuida los intereses; pero ellos, como son hombres temeros de Adona-i, primero compraron unas parcelas de tierra frente al cementerio de Avellaneda para instalar un cementerio privado en el cual poder enterrar según los preceptos de la religión, que dice debe ser tierra virgen a sus socios, porque la mayoría de la colectividad no aceptaba que los enterraran en las parcelas que existían en el cementerio de la Chacarita de los Colegiales y en el de Liniers, con el tiempo y para demostrar aún más su poder adquirieron un lujoso petit hotel sobre la avenida Córdoba al 3200, para que allí funcionara la sede de la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia, para poder desarrollar vida social, fue entonces así que mandaron construir dentro de ese edificio una sinagoga propia, porque a pesar de que eran rufianes y los consideraban tneim con lo que ello implica, todos ellos eran hombres temerosos de Dios y por eso mismo decían que había que observar el Pacto de Israel.

Me dicen los memoriosos David Redson y Yehuda Raznosky cada vez más borrachos con el correr de las horas, y tengo que creerles, por que no ganan nada mintiéndome, que después de casarse con ella, la puso al frente de ese prostíbulo de lujo en Zárate, prostíbulo de lujo para que cuidase la inversión y los intereses de ambos, fue así que esa tal Fanny Braverman reinaba a placer y se caracterizaba no sólo por su avaricia, sino también por la crueldad en el trato con las pupilas.

Me contaron también los memoriosos David Redson y Yehuda Raznosky la noche que los conocí cuando aún te buscaba, cada vez más borrachos, ganados por la melancolía de los recuerdos de un tiempo que paso y que ellos creen fue mejor que el actual y que además no se ha de repetir, que si no les creo lo que me cuentan, son capaces a pesar de todo a jurar por sobre la Toráh de la sinagoga que está en la calle Camargo, donde el ribbī Sholomo Klazteinztein, a pesar de conocer que ellos en otros tiempos eran tmein y de todas las criticas y reproches que le hacen el resto de los fieles por que les permite entrar para decir la Shajarit, la oración matutina, leer la Parashá HaShavua y decir el resto de sus oraciones y conmemorar la sabbath, que después de los procedimientos que realizó el Juez Rodríguez Ocampo y el Comisario Alzogaray y de la causa que se instruyó contra los miembros de la Zwi Migdal y que la Mutual fuera disuelta por orden judicial, luego de un largo proceso, a pesar que algunos de los más importantes dirigente de la organización fueron juzgados y condenados, y que otros se fugaron al Brasil y al Uruguay, la gran mayoría siguió con sus negocios a la vista de todos, ya que estos eran muy lucrativos y generaban tantos dividendos que compraban conciencias, silencios y miradas indiscretas, de comisarios y jueces, por que en esa época don Elpidio González ya no era más Ministro del Interior, ni don Hipólito Irigoyen el Presidente de la Nación y en la Provincia gobernaban los conservadores, como Barceló y Ruggerito en Avellaneda, como don Luis Güerici en Zárate y don Sebastián Bracco en Tres Arroyos, que hacían de las suyas con total descaro, porque como supe después el dinero compra conciencias y mantiene el silencio de los que saben algo turbio.

Sé, que fueron tus ojos lo primero que vi cuando me desperté en esa cama en la que estaba y en la espalda todavía tres días después de que me pegaran el balazo en la espalda cuando nos desbandamos al tratar de tomar la comisaría, porque la mayoría de los que estaban comprometidos con el intento se había asustado y nos dejaron solos y sólo pudimos salir corriendo hacia la calle, hacia ningún lugar para salvar la vida...

...fue entonces cuando trataba de escaparme de aquel infierno en el que estaba metido, por imprudencia de algunos o por la traición de otros, que sentí un golpe seco en medio de la espalda casi sobre la columna y la cintura, un golpe que me helo el cuerpo y después me quemó por dentro, me dí cuenta entonces que me había alcanzado una bala, atontado por el golpe del plomo adentro del cuerpo y el dolor, se que me trastabillé y que luego caí sobre la vereda justo al lado de un árbol casi sobre la puerta del bar “El Águila”, tendido boca abajo sintiendo como un hilo de sangre se me escapaba entre los labios, y entre atontado creí oír a lo lejos una voz seca, aguardentosa y metálica que decía...

- Déjalo acá, a este infeliz hijo de puta, que después lo venimos a buscar, si es que sigue vivo.

...se hizo una especie de silencio, se me borró la vista y creo poder recordar el eco lejano de un montón de palabras que retumbaban en mí cabeza, palabras que no entendía, palabras que después supe eran hablabas en idishe.

Me enteré después, porque me contaste, que fue con hojas de papel de diario y con trozos de una barra de hielo con lo que lograron parar la hemorragia por la que se me escapaba la sangre y la vida, y me contó después esa Fanny Braverman y las otras mujeres que estaban allí cuando me traían una taza de caldo caliente, y por supuesto vos no estabas, porque las mirabas con una cara que asustabas, que cuando sintieron el tiroteo en la calle no salieron enseguida por temor a que alguna bala perdida le pegara en su rebote, y que después que escucharon gritar algo al comisario y ver como la policía se puso a perseguir a los que lograron huir, entre varias mujeres me entraron hasta esta piecita donde estoy ahora y me escondieron de la ira del comisario que me buscaba como enloquecido porque decía que un hombre medio muerto no pueda caminar solo, fue entonces entre estos relatos que me hiciste que me di cuenta que habías colgado del cuello con una cinta de color rojo una especie de cápsula de plata elegantemente repujada.

Que muchos años después supe que tenía adentro un pequeño trozo de pergamino elaborado con un trozo de cuero de cabra finísimo y que tenía escrito en el idioma en el que enseñan los maestros de la fe de tus padres y que en esa época no conocía, y que supe después que era hebreo. Supe muchos años después que esa cápsula es un talismán muy común entre los que profesan la fe de tus mayores, que su uso es antiquísimo y que lo llamaban mezuzah, que en su interior sobre el pergamino que debe cumplir una serie de preceptos muy rígidos contiene era una oración que empezada con la palabra אֲדֹנָי, que significa Adona-i, o sea el nombre permitido para nombrar a Dios.

Escuche decir con claridad:

- Pase señor, usted comprenderá, sabe lo que es esta casa, pero le quiero asegurar que es limpia y que su hijo lo estamos cuidando lo mejor que podemos, que por suerte me acorde de que el hielo y el papel de diario paran la hemorragia, así que primero le paramos la hemorragia que era muy fuerte y después pudimos traer al Doctor Estevarena que es muy discreto ya que atiende a las chicas que trabajan acá cuando se enferman y fue el Doctor Estevarena el que le hizo unas curaciones mejor que las nuestras, quisiera contarle que me dijo el Doctor Estevarena que la bala esta en la columna muy adentro entre dos vértebras cerca de la cintura y que no conviene que intentemos sacársela acá, porque esta alojada en un lugar muy delicado, muy cerca de la médula vio y que si quieren habría que operarlo, pero en una clínica particular ya que en el hospital hay que darle parte a la policía, que lo vino a buscar al ratito nomás del tiroteo, cuando ya habíamos alcanzado a entrarlo y pudimos esconderlo acá adentro en esta piecita medio secreta que ni el comisario conoce, a pesar que este viene dos veces por semana y no paga ni un peso, por que se agarró un metejón bárbaro con una de las chicas, una que lo volvió loco. No, por favor no se haga usted problema por la plata, lo importante me parece a mi es que su hijo primero se cure y podamos sacarlo de acá, usted sabe bien y tal vez mejor que yo que soy una mujer ahora vieja que llegué a esto por las vueltas de la vida, que no sé leer ni escribir y que todo lo que se lo aprendí lo hice en la calle, allí aprendí que la plata viene y va, no se haga ningún problema por la plata, de eso hablamos después, además como su hijo es radical yrigoyenista le vuelvo a repetir por la plata no se haga problema que nos vamos a entender, se nota con sólo mirarlo a él y ahora a usted mismo, que son personas de bien y que vamos a llegar a un acuerdo por digamos la estadía hospitalaria de su hijo, discúlpeme no presente mi nombre es Fanny Braverman yo soy polaca y nací en una aldea de Cracovia y como la mayoría de las estas chicas que están en este establecimiento trabajando con el cuerpo por que no sabemos hacer otra cosa y todas nosotras sabemos, - porque esto mismo lo vivimos antes una y mil veces -, lo que es tener problemas con la policía y con el ejército, sino dígamelo a mí que antes de que viniera a este país, mi país que primero era parte del Imperio Ruso y después pasó a serlo del Imperio Austro – Húngaro, el imperio que extendió durante mil años por la mitad de Europa y los Balcanes y que fuera gobernado por la muy cristiana Casa de Habsburgo, mi país que ahora después de la guerra se llama Polonia, como lo llamamos siempre nosotros y mire usted como estarán todos de locos ahí que me contó un amigo que vino hace unos meses que ahora hasta los curas están en el gobierno y nos persiguen como antes los rusos y después los austriacos sólo por ser judíos o por pensar distinto frente a tanta miseria. Por favor pase sin miedo, esta es a pesar de lo que pueda llegar a pensar es una casa decente, le repito que sólo somos unas cuantas mujeres poniendo el cuerpo para poder comer, por eso cuando vi los documentos de su hijo, las chicas y yo misma que no somos ningunas santas, que alguna vez frente a un hombre tan buen mozo hemos llegado a perder la cabeza pero que en el fondo ni ellas ni yo somos malas y que estamos acá por las vueltas de la vida, les ordene en forma muy precisa a todas las chicas, mejor dicho les prohibí a todas, que si bien no son malas son bastantes desfachatadas, que no lo molestaran a su hijo, y que si alguna se animaba tan sólo a jorobarlo la mandaba castigada a una casa que esta en Tres Arroyos y que antes de ahora supo ser de la Aschkenazum, una casa donde no se les tienen las contemplaciones que hay acá, así que no se haga problema ni tenga miedo de nada, que la única que está todo el tiempo con el hombre para cuidarlo, claro esta nada más, es una chica que se llama Malkeniu, que es una chica que vino de Lemberg hace poco tiempo y que es muy buenita, obediente y que lee libros en francés.

- Gracias señorita, es usted muy amable y discreta en dejarme hablar a solas con mi hijo,...usted comprende verdad tengo varias cosas que hablar con el a solas,… le agradezco tanto lo que está haciendo por mi hijo, voy a estarle eternamente agradecido,... ahora le voy a dejar unos pesos por el trabajo que le dio y que se está tomando al cuidar a mi hijo,... ¿Cómo que no?… ¿Qué no hace falta? … ¿Cuál es su nombre?,… ¿Malkeniu?,… ¿Muñeca?, que lindo nombre, raro para estas tierras. Esta bien, m´hijita no se apresure, no me tiene que dar ninguna explicación de nada, las explicaciones hay que darlas a un Juez si se ha cometido un delito y si se las piden, yo no soy Juez de nadie ni siquiera de mi propio hijo que además ya es todo un hombre, está bien después me cuenta tranquila, no insista no me tiene que decir ni contar nada, no es necesario que me de ninguna explicación de nada de lo que sucedió, yo no las necesito y no se la voy a pedir, como puede ver ya soy un hombre grande y entiendo lo que a veces dicen las personas sólo con mirarse y aunque no pronuncien palabra alguna, no se disculpe de nada la vida es así, es usted muy amable, le agradezco que nos deje sólo unos minutos y la verdad es que su belleza le hace honor a su nombre.

- Nicolás, cómo estas? Llegué hace un rato por que en Buenos Aires cuando nos avisaron estábamos muy preocupados por como estarías, no, no me digas nada, y por favor déjame hablar una vez a mi, para ver que hacemos, yo creo que esto es serio, no es una broma, que pensas hacer de tu vida, escribir para la revista “El Hogar” esos artículos tuyos sobre los gauchos y sumarte a cuanto intento revolucionario organice el radicalismo y ahora además este historia, este affaire con esa chica, esta Malkeniu, que te esta cuidando, por que si esa tal Fanny Braverman no se dio cuenta de a la aventura que tienen, una de dos: o es que esta muy vieja y medio ciega o es que no quiere ver lo que esta a ojos vista. Pero quiero que sepas algo y que te quede claro yo no soy nadie para juzgarte, no soy tonto, y veo las cosas como son a pesar de que alguna no me guste, soy como dicen ustedes los porteños un laburante que vino a esta tierra pobre como una laucha sin saber dos palabras en castellano cuando el puerto estaba aún a medio construir, por que en mi pueblo cuando me plante como un objetor de conciencia en forma de metáfora me contaron que este era el mejor lugar del mundo para empezar una vida nueva, por que acá la plata se juntaba se caía de los árboles y sólo había que juntarla de la calle y cuando llegue a estas tierras huyendo como muchos de estos polacos y de tantos otros del hambre y la miseria, de los progroms de la Europa del Este, de los que se atrevieron a cometer el crimen del pensamiento u objetaron desde la conciencia el orden establecido, yo que me saque la grande y como bien sabes no solo a modo de metáfora, volví a Tarbés la ciudad donde nací hace cincuenta y cuatro años, para buscar a mi hermana María Luisa que estaba encerrada junto a unos pocos locos en el viejo lazareto al que se llega por un sendero que nace en el cementerio donde descansan mis padres justo atrás de la iglesia que construyeron los Caballeros de la Orden del Temple en el siglo XI, y que a pesar de eso, digo de haberme sacado la grande todos los días me acuesto a la madrugada después de trabajar como buey, yo entiendo la vida de otra manera y me encuentro con que no sólo que te pegaron un tiro en la espalda y casi te matan durante una revolución fracasada que estaba vendida de ante mano, sino que además me entero que tenés un affaire con una puta que no tiene ni veinte años.

El delirio de la fiebre fue el que me hizo decir gracias papá, por venir a ver como estaba, ya lo puede ver por usted mismo estoy bien, y me estoy reponiendo gracias a que acá me están cuidando como pueden pero cuidando al fin, quisiera que sepa que cuando el tiro me tumbo sobre el empedrado pensé que me moría, por que sentía que la sangre no paraba de brotar con una fuerza inusitada, pero ahora se que todo sólo es una cuestión de días hasta que me termine de reponer, me pienso ir a Montevideo a lo de los primos para ver si en la clínica esa que esta sobre la 18 de julio pueden sacar la bala como me dijo el matasanos este de Estevarena que atiende a estas mujeres cuando están enfermas pero más que un médico es un veterinario, entonces tal vez consiga que Malkeniu me acompañe, yo se que usted me ha de entender, por que la vida tiene estas cosas. Mire usted, le voy a contar un infidencia por que creo que me habrá de entender, cuando recobre la lucidez me encontré entre la ropa este talismán al que ella llama mezuzah (מזוזה) con una cinta roja. Usted sabe que los judíos colocan ese talismán en el marco de la puerta de entrada de sus casas y ella lo trajo esperanzada desde Lemberg su pueblo natal sin saber que la estaban engañando unos los rufianes de la Zwi Migdal, que le prometieron una vida distinta en estas tierras, una vida como la que usted alguna vez soñó cuando la gabarra lo dejo con tan sólo un pequeño atado de ropa y sin dinero en el malecón de un puerto a medio construir en una ciudad que se remitía a despertar arrullada por los sones del oleaje sin fin de ese río inmenso de color león y bermellón. Una vida por la que se murió en el Chaco Paraguayo, allá donde la selva es una maraña impenetrable de árboles, arbustos y lianas donde nunca pasa ni un rayo de sol y la humedad todo lo moja como si fuera una lluvia finísima y quedaron perdidos para siempre en algún lugar de esos lugares los despojos y los huesos de mi bisabuelo el Capitán del Ejercito de Línea y oficial del Estado Mayor don Juan Morales que se murió en la inmensidad de la selva impenetrable del Chaco Paraguayo persiguiendo un sueño, que a su manera también quería y luchaba por un país distinto, como el que sueña y hace usted, o como el que a mi manera sueño y hago yo que escribo cuentos y leyendas de los gauchos y los pueblos originarios de estas tierras para la revista “El hogar” y que me sumé a esta revolución que fracasó convencido de lo que hacia y aunque pareciera que la han traicionado de ante mano creo en las cosas en las que me embarco y pongo en ellas toda la pasión que soy capaz de sacar desde lo más profundo de mis entrañas,… no se papá si soy lo suficientemente claro para que usted entienda lo que me pasa, pero estoy buscando mi destino, como antes lo hizo don Juan Morales, y después lo hizo usted, ahora es mi turno entonces encaro las oportunidades que me da la vida como mejor me parece, sabe que pasa papá, la vida es así, es dura y duele, nos castiga siempre con sombras y reproches aún cuando decimos la verdad a pesar de todo y de todos, es como decía su abuela de aquellos hombres que se reunían en el viejo convento de los curas dominicos ese que esta en la calle de Saint Jacob y del que tomaron el nombre que los inmortalizó Jacobinos, esos hombres feroces con el uso de las palabras que terminaron presos del peso de las mismas, esos hombres incorruptibles que tratamos de imitar como una parodia, los hombres siempre cometemos errores y no tenemos tiempo.

Cuando termine de decirle esto a mi padre un gran cansancio me abatió y me quede dormido, escuchando a lo lejos los ecos de la conversación que tenía con el doctor Estevarena sobre la bala, la columna, las vértebras y una operación en una clínica privada por el problema de la policía que aún me buscaba.

Cuando me desperté Malkeniu no estaba como siempre a mi lado, sentada en una silla enfrente sonreía sarcásticamente esa tal Fanny Braverman.

- Malkeniu no esta más pibe, se mando una flor de cagada cuando te escondió esa mezuzah con la cintita roja entre las ropas y cuando te leía el libro escrito por el conde Leopold von Sacher-Masoch “La Venus de las pieles” ..., sabes una cosa y es la única vez que lo voy a admitir en público, esta es la primera y tal vez la última vez que me equivoco con una pupila, pero que le voy hacer alguna vez me tenía que pasar, es como dicen acá..., hasta al más pintado se le escapa la liebre...

…y se reía a carcajadas.

Juro que la insulté, y que como pude me levanté y empecé a vestirme, porque no solo me dolía el tiro que me habían pegado en la espalda sino que me dolía el alma y la ausencia de Malkeniu.

Salía a la calle justo cuando bajando de su auto entraba el comisario y sin llegar a reconocerme me decía divertido:

- A la flauta pibe, que viava te pego la puta que te agarró,... tenés una cara,... pareces más muerto que vivo,... si hasta parece que te hubieran pegado un tiro...
- y lo escuchaba reirse a carcajadas mientras entraba en el bar.

Los eternos memoriosos Redson y Raznosky siempre medio borrachos a la noche y abrumados por la melancolía de un tiempo que ya transcurrió, una noche lluviosa cuando la melancolía es más densa se animaron a contarme que a Malkeniu no la mandaron al lupanar de castigo de Tres Arroyos que esta regenteado por los bukavinos de la Ashkenazum, sino que se escapó esa misma noche que Fanny descubrió nuestra aventura, dejándome una nota en la que por medio de una grafía un tanto infantil y un trazo tembloroso que demostraba miedo, solamente decía:

- Para que jamás me olvides. Tu Malkeniu

Ellos, siempre medio borrachos y melancólicos, se animan a decir que son capaces si se lo piden, a jurar sobre la Toráh de alguna sinagoga donde los dejen entrar porque todavía la mayoría de los fieles los señala como tneim, que Malkeniu empezó otra vida por la zona de Santiago del Estero.

Yo sé que esa no es la verdad, si es que la verdad existe, pero aún así he ido dos o tres veces a buscarla por Santiago del Estero, en Monte Quemado, en Quitipili, en Palo Alto, en Añatuya y en cien caseríos a los que se llega por caminos de tierra donde uno se termina ahogando en medio de nubes de tierra seca, siempre tratando de encontrarla, aunque en realidad sabía que estaba buscando a un fantasma.

Juro, que a los memoriosos Redson y Raznosky que siempre están recordando tiempos pasados ganados por la melancolía y medios borrachos, nunca les creí porque eran, mejor dicho sé que son dos mitómanos crónicos, a pesar de lo que algunas verdades me contaron, también enloquecido por su ausencia la busque en un lupanar horrible que hay en Tres Arroyos y que funciona atrás del bar del Pepe, que esta dos cuadras del Centro de Salud Materno- Infantil y que ahora regentea un puntero conservador, ladrón, invertido, alcahuete del comisario de policía del pueblo y siempre diligente para cumplir con cualquiera de las ordenes que le pueda dar don Sebastián Bracco intendente del pueblo por la gracia de Dios y del Partido Demócrata Nacional, - por más estrafalarias que estan puedan ser porque él es el patrón-, perverso a la hora de explotar a las pupilas y dueño de una personalidad propia de un psicópata, si de castigar la más mínima falta que cometiese alguna de ellas, y que se había hecho cargo del comercio después de arrebatarle el lugar a los de la Aschkenazum, cuando empezaron los juicios penales iniciados por el Dr. Rodríguez Ocampo a los miembros de la Zwi Migdal, que fueron una parodia en capítulos sensacionalista y de maracados ribetes antisemitas montados desde “La Fronda” y “Critica” para desprestigiar y socavar el gobierno de Yrigoyen y para que las personas de bien tuvieran de que hablar, porque el negocio siguio y lo continuaron mejor que antes pero ahora lo manejaban por los punteros de los intendentes conservadores, que se quedaron con el negocio, después de varios tiroteos y unos cadáveres tendidos en medio de la calle de los pocos rusos y bukevinos de la Aschakenazum que se resistieron como pudieron.

Durante todos estos viajes no conseguí saber nada de ella, la suerte me había abandonado para siempre y ya no me tocaba con su vara, a Malkeniu no la encontré nunca más.

Juro que la busque en Santiago del Estero, en Zárate, en muchos de los de Avellaneda y en cien lugares más.

Juro que nunca me olvide de ella, del color de sus ojos, de su pelo ensortijado color berenjena, ni de la tersura de su piel, ni del olor de su cuerpo, y que esa mezuzah y la cinta roja que me regaló cuando pensaba que me podía morir en cualquier momento, y sentada en una silla Thonet para matar el paso de las horas leía en silencio “La Venus de las pieles” el libro escrito por el conde Leopold von Sacher-Masoch mientras pretendias esconder por pudor la punta de sus dedos manchados de rojo por el uso de permanganato de potasio.

Quiero que sepas Malkeniu de mi vida que esa mezuzah y la cinta roja, la habré de conservar en el bolsillo del saco de mi traje hasta el día de mi muerte.

El puerto, la ciudad y sus gentes

Cuando la gabarra toco este puerto todavía a medio construir, a espaldas de una ciudad entre dormida que se resiste a despertar de su sueño, eternamente húmeda, envuelta por una bruma persistente y densa, al mirar hacia atrás mis recuerdos volvieron sobre la estela aún dibujada en las aguas de este río inmenso de color león y bermellón, y me llevaron otra vez al otro lado del Atlántico, a la tumba de mis padres detrás de la iglesia construida por los caballeros de la Orden del Temple allá por el siglo XI, y al umbral del viejo lazareto que ahora sólo alberga alienados entre los cuales está encerrada para siempre mi pobre hermana María Luisa, a la que abandoné porque ahora no puedo hacer nada por ella.

Supe entonces, en ese instante, que sólo había para mí el futuro y la alevosa encrucijada de lo desconocido en estas tierras donde dicen que el dinero crece de los árboles y cae a la calle como fruta madura.

Desde siempre, supuse que mi vida era prisionera de un sueño, soñado en otro tiempo y en otro lugar, por otro ser ajeno a mi propio ser,  del cual yo sólo su prisionero, decidí aceptar lo que vendrá, construyendo mi destino y al mirar hacia adelante, recordé haber soñado alguna vez y no se bien cuando; que recortado sobre el anfiteatro natural que forman las montañas de los Pirineos, más allá de la verde pradera que se extiende lejos de las últimas casas de piedra de mi pueblo, se erige sobre un promontorio una piedras que adoptan la figura de un demiurgo, que con todo por hacer, señala el camino y entonces supe.


O creí saber....

El paisaje de este puerto aún a medio construir, a espaldas de una ciudad que dormida por el arrullo suave del oleaje de este río inmenso de color león y bermellón;  que se resiste a despertar, una ciudad húmeda, siempre envuelto por una bruma espesa y densa,  y los ecos de las voces entremezcladas de mil lenguas distintas, los llantos de los niños, las risas nerviosas de otros tantos que como yo llegan a un lugar desconocido, se superponen sin lógica, ni orden frente al mostrador de una aduana sombría, atendida por alguien tan gris como el guardapolvo que usa para  sellar papeles; mientras señala entre displicente y malhumorado el camino aquel que luego de traspasar unas rejas de hierro altas pintadas de negro nos llevará hasta ese edificio circular de madera, que llaman "Hotel de los Inmigrantes", donde tendremos albergue y comida gratis por tres días...

Acompañado o arrastrado en medio  de esta auténtica marea humana que se desplaza a paso lento, los recuerdos me devuelven al otro lado del Atlántico, mis pensamientos quedaron allí y descubro en los rostros ajados las marcas en la piel del dolor y el desamparo de todos estos, que como yo tuvieron que huir del hambre, de la miseria, de la persecución, de  la intolerancia a lo distinto, de los progroms de la Europa del Este o tan sólo de los que como yo se atrevieron a ejecutar el crimen del pensamiento, y ahora buscamos un lugar en este mundo nuevo.

Las imágenes borrosas de una ciudad entrecortada por la bruma, parece lejana, poco a poco, se distinguen nítidas ante mis ojos, y  los ojos de los otros recién llegados,... intrigados, absortos, presos de mil interrogantes  nos agolpábamos 
tras las altas rejas de hierro pintadas de color negro que rodean esta construcción de madera redonda que llaman "Hotel de los inmigrantes", para ver las primeras imágenes de esta ciudad... 

Entonces, ¿fue entonces? Que intuí que todos los que me rodean, al igual que yo intuyeron que esta ciudad nueva a la que acabábamos de llegar,y que nos dio cobijo,  escondía dentro de ella, también otros secretos.

Decidido a develar los secretos ocultos que esta ciudad, esconde, simula  y silencia, dentro de sí,  en sus entrañas,  me propuse deambular por sus calles, ver sus paredes,
 conocer a sus gentes, sus casas, mirar a los ojos de estas gentes tan distintas a mi y escuchar con atención los ruidos que nacían de sus interior de esta ciudad que recién ahora se despertaba, para poder entender, sus entresijos.

Sin quererlo, o sin saber bien por qué, recordé el relato aquel de la toma de la Bastilla que me contaba mi abuela, la caída de la odiada monarquía y del fracaso de la revolución de 1798 y si en algo se equivocaron Maximilien de Robespierre; Luis León de Saint -Just y los hombres que se reunían en el viejo edificio de la calle de Saint Jacob donde está construido el edificio que albergaba el convento de los Dominicos;  es que todos ellos incorruptibles, y presos de la fiereza del valor que le asignaban a sus palabras, decididos a todo, por sobre todo y todos los demás,  a pesar de todos los otros, carentes de un tiempo lógico para meditar acerca de sus actos, con la meta final de cambiar el mundo, hicieron siempre lo que creyeron debían hacer, sin medir acerca de las consecuencias de sus actos. 

Me percaté así de que el verdadero y siniestro destino de los hombres es equivocarse y no tener tiempo.

Igual que el destino de los hombres que habitan esta ciudad y su campaña, que usan como emblema una boina blanca y unas tres cintas  rosa, verde y blanca y del hombre que es su jefe... un hombre que vive solo, como un ermita asceta, en una pieza de alquiler que tiene una cama, un ropero, una mesa y una silla, en una casa sencilla, ubicada más allá del barrio de Montserrat y Balvanera, frente al Mercado del Sur del Alto, poco antes de llegar a la estación de tren llamada Constitución y que está en plena construcción, sobre las últimas cuadras de la calle Brasil.


El hombre que nunca habla y del que todos hablan, el hombre que hará diez revoluciones sólo con el apoyo de su pueblo hasta poder llegar al poder, el hombre del misterio, el hombre al que llamarán también el templario de la libertad.

Nunca sabré si fué obra del destino, o el sabio consejo de los hermanos de mi logia de Tarbés, los que me empujaron hasta esta ciudad, siempre  humedad, cubierta de una pesada bruma, a espaldas de un puerto aún a medio construir, arrullada por los sones del oleaje de las aguas de un río inmenso de color león y bermellón, que dormida por el arrullo del oleaje, se resiste a despertar.


Una ciudad extendida hacia la pampa, que tiene al norte un barrio nuevo construido sobre las barrancas después de la fiebre, la cólera y la peste, y que fue copiado en su estilo para que allí vivieran los poderosos y que es igual a París.

Me supe extraño aquí, entre estas gentes tan distintas entre sí unas de las otras, pero esa otredad es como la que dicen sintió un rabbí en Praga la noche que cruzando el puente de Carlos IV se encontró con el Golem, o la de ese judío errante que caminando por las callejuelas de la judería de Sevilla se cruzó con el carruaje que transportaba al Fraile Benedictino  Tomás de Torquemada, Primer Inquisidor General,  acompañado por un séquito de monjes aquel aciago día, el 2 de agosto de 1492, el día que Fernando de Aragón e Isabel de Castilla firmaron el bando de expulsión de los judíos de España a menos que se convirtieran al cristianismo, el día aquel que les prohibieron hablar y escribir en djudeo-espanyol גודיאו-איספאנייול

Esa extrañeza de la que hablo, esa que siento, es la que nace del asombro, del miedo a lo desconocido, que es el mismo miedo que sentí la noche que tuve que huir de París, o el que me atravesó y me azoró cuando la conocí Paulina,  el que me asalto el alma el día que nació mi hijo Nicolás, o la del día aquel que desembarque de la gabarra en el malecón de este puerto aún a medio construir, con sólo un petate de ropa y casi sin dinero, en una ciudad siempre húmeda como arropada por una pesada bruma que todo lo envuelve, una ciudad que dormida por el arrullo del oleaje de un río inmenso de color león y bermellón, se resiste a despertar, se extiende hacia 
 hacia la pampa infinita e indómita.

Una madrugada de junio, cuando el frío cortaba la piel y calaba los huesos, muchos años después de esos relatos de cuando llegue, al salir de trabajar del restaurant, me asaltó un vértigo distinto: 


- Para que se saque la grande don-, 

Me dijo aquel querubín sentado en el umbral de entrada, y yo que ahora y sólo ahora con el peso de los años encima del cuerpo, creo más que nunca que los hombres se equivocan y no tienen tiempo como me contaba mi abuela, y le compré un billete de la lotería, no porque me interesara el juego, sino porque sé lo que es pasar hambre y frío a la madrugada, y porque aprendí con los años, a pesar de todo, que en esta ciudad el dinero no crece de los árboles y no se lo recoge de la calle, y sin atinar siquiera a decirle o contarle a él y a los que me quieran escuchar, que yo que nací en Tarbés la capital de la comarca de Bigorre, en los Hautes-Pyrénées, en los confines de la gascunia en una casa antigua de piedra frente a una iglesia que construyeron los Caballeros de la Orden del Temple en el Siglo XI, detrás de la cual se encuentra el cementerio en el que está la tumba de mis padres, y de donde nace un sendero casi olvidado por el pasto porque son muy pocos los que lo transitan y que conduce al antiguo lazareto, que hoy alberga sólo a unos cuantos locos entre los cuales quedó encerrada para siempre mi pobre hermana sin que yo pueda hacer nada por ella, por ahora para mitigar su dolor.

Desde el día que esa gabarra me depositó hace casi cuarenta años en ese puerto a medio construir de esta ciudad; con tan sólo un atado de ropa, casi sin dinero, a pesar de todo lo que me tocó vivir, la grande ya me la había sacado, es decir, que la suerte me había tocado con su vara y me acompaña como a muchos de los que como yo alguna vez formamos parte de esa extraña y densa marea humana que hablaba en forma superpuesta mil lenguas distintas, unas sobre las otras, huyendo del hambre y la miseria, de la opresión, de los progroms de la Europa de Este o de los que como yo se atrevieron a cometer el crimen del pensamiento. Porque salvé mi vida cuando huí de noche de París, guiado por el consejo de los hermanos de la logia, y cuando la conocí aquí en esta ciudad que alguna vez llamaron Santa María de los Buenos Ayres a Paulina, cuando nació mi hijo Nicolás, y cuando supe con el saber que entregan los años que la soledad a veces se hace más llevadera cuando de noche se escuchan los acordes tristes y melancónicos de un bandoneón, con una guitarra y un piano entremezclados con los ecos de los ruidos que nacen de entre las entrañas de esta ciudad hermosa, que es igual a tantas y sin embargo distinta de todas las otras, de una ciudad de veredas angostas y calles de empedrado desparejo, que nació de espaldas a un río que tiene un puerto aún a medio construir, que siempre se duerme arrullada por el oleaje sin fin de este río inmenso de color león y bermellón, que se resiste a despertar, que se extiende hacia la pampa infinita y que tiene al norte donde nacen las barrancas un barrio nuevo construido después de la fiebre, la peste y la cólera cuando los poderosos se mudaron de Catedral al Sud para que vivieran allí y que es una copia igual a París.

Una ciudad que todo lo envuelve, una ciudad que todo lo atrapa, una ciudad que todo lo devora, haciéndolo suyo para siempre, todo tan lentamente como comenzó dándole una nueva entidad y así será siempre, tan lentamente como comenzó, así,... siempre así, hasta el infinito.

La fiebre y el sueño


La fiebre y el sueño

Me llamo Juan Morales, soy Capitán del Ejército de Línea de la Nación, y gracias a la amistad que une a Máximo y José Bedoya mis amigos y muy pronto mis cuñados, con don Julio Argentino Roca, que sabe que este no es su tiempo, sino el Mitre, sido designado Oficial del Estado Mayor, en esta campaña que empieza, para poner un límite a lo extraños experimentos industriales y militares que practica y ensaya don Francisco Solano López.

Nací, en el año de 1837, en algún lugar remoto de la provincia de Corrientes, en la misma tierra donde nació don José de San Martín.

Según me contaron las indias que me criaron y me amamantaron con la leche de sus tetas, el que hoy llamamos "Padre de la Patria", era hijo natural de su Excelencia el Señor Brigadier General de la Armada Real de España Don Diego de Alvear y Ponce de León,  y de una muy joven india,  una fámula para las labores domésticas de los enormes barracones, que conformaban las misiones, y que se llamaba Rosa Guarú.

Contaban las indias, que Rosa crió al niño en el humilde rancho donde vivía, - casi una tapera -, de adobe y paja, en los confines de la aldea de Yapeyú, hasta que el niño fue adoptado y criado por una familia española, formada por el señor Teniente Gobernador del Departamento de Yapeyú, y Capitán del Ejercito Español don Juan de San Martín y Gómez,  y su esposa la señora doña Gregoria Matorras del Ser.

Ellos bautizaron como hijo propio al pequeño, - con la benevolente ayuda del cura párroco -,    bajo el nombre de Juan Francisco de San Martín y Matorras del Ser.

Supe toda esta historia, no sólo del relato de las indias; una tarde de calor agobiante, escuche de boca de la mismísima Doña María Joaquina de Alvear y Sáenz de Quintanilla, que era nieta de su Excelencia don Diego de Alvear, e hija del Señor General Don Carlos  Antonio del Santo Ángel Guardián de Alvear y Balbastro, quién como es sabido al morir su madre acoplo el nombre de ésta al suyo pasando a ser llamado don Carlos María de Alvear.

También sé, que en abril de 1795, el ·"Consejo Supremo de la Francmasonería Primitiva", luego de una larga tenida secreta de su logia operativa, le impuso a varios hermanos una tarea cíclope. Los comisionó a levantar columnas, para cobijaran a los que refugiados en varios reinos de Europa vivían las penurias de esa suerte de diáspora, Un amplio grupo humano que, obligado a renunciar a sus pertenencias, vagaba disperso y sin rumbo desde San Petersburgo hasta los Pirinéos  vagaba dispersos y sin un rumbo fijo, luego de tener que abandonar su lugar de orígen. Hermanos oriundos de casi todas las colonias españolas establecidas en América desde California hasta La Florida en el norte y de allí  hasta los confines de la tierra en el Estrecho de Magallanes al sur;  y desde el estuario del Río de la Plata hasta el inmenso  y oscuro Océano Pacífico.

Levantaron las columnas encomendadas, constituyeron al abrigo y auxilio de la "Gran Logia Madre del Rito Primitivo", una legía operativa, a la bautizaron "Gran Logia Hispano - Americana", a inspiración y propuesta del Señor General Don Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez; que tenía en mente un sueño emancipador para estos territorios, prisionero de los planes que elaboraban de dìa, despertaba en mitad de la noche, empapado en sudor, con un extraño crujir de los  dientes, cautivo de un sueño utópico; deseaba unir las voluntades y los esfuerzos que todos aquellos que anhelaban emanciparse del yugo del Imperio que habían construido las Coronas unificadas de Castilla y Aragón, bajo la Casa de los Habsburgo primero,  y la Casa de los  Borbón después.

Estas posesiones de la corona eran tan vastos, había en ellas tanta riquezas, metales preciosos oro y plata, una gran variedad de alimentos,  que dicen aquellos que alguna vez explican los actos de los hombres que construyen la historia, que el Emperador Carlos V, se ufanó de sus dominios, diciendo a quienes se atrevieron a escucharlo,  que en sus dominios el sol nunca se ponía.

El  Imperio que estas Casa Reales construyeron férreamente,  imponiendo un yugo brutal y feroz; violento y despiadado, cruel e inhumano con sus los habitantes, el sistema de las mitas y las encomiendas, normas comerciales internas que regulaban el comercio local entre Virreinatos, un  sistema de impuestos aduaneros internos y externos, tributos sobre todo lo que se producía,  y gabelas aduaneras a los productos originarios de la metrópolis o de otros reinos; tanto españoles como criollos sufrían constantemente los caprichos de los distintos virreyes y sus cortes de adulones, sumado todo esto a una la rígida moral impuesta a sangre y fuego por la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica del Rito Romano; a través de brazo armado el Tribunal de la Santa Inquisición y del Santo Oficio; sin contar los excesos constantes de los miembros de acantonados del Ejército y de su Armada Real.

Tanta arbitrariedad impune, causo tanto dolor y tanto odio entre la población de españoles dedicados al comercio y la explotación de ganado, como entre los criollos, que algunos años después, muchos de los mejores de esos hombres que habían sido formados militarmente como oficiales terminarían conspirando, contra los funcionarios virreinales de la Casa de los Borbones, con las mismas armas que les habían dado para la defensa de sus posesiones.

Por eso en 1795, en París, hermanos de distintas Logias Operativas, crearon tres Logias;  la Nº 1 llamada "Lautaro" que se ocuparía de los asuntos del Río de la Plata y de toda la costa Atlántica, la Nº 2  o de los "Caballeros Racionales" atendería los asuntos de la costa del Pacífico y la Nº 3 a la que  denominaron  "Unidad Americana", para ocuparse  de lo concerniente a Centro América. Que al poco tiempo se trasladaron a Londres, donde el señor general Don Sebastían Francisco de Miranda Rodríguez fundó "La Gran Logia Reunión Americana".
Poco tiempo después, los miembros de  todas ellas conspiraban abiertamente contra la Casa de Borbón.

Esto me lo contó una tarde de calor doña Joaquina, a la que acusan de loca y eretónoma, que cuando habla del "Padre Fundador de la Patria" lo llamaba “tatita”, aunque se decía también,  que a muchos influyentes, esta historia les molestaba, entonces la negaban, porque se habían propuesto escribir otra historia de nuestra patria, una historia basada en los valores de la Iglesia Católica Apostólica del Rito  Romano, donde los próceres que forjaron la Patria, eran impolutos, nunca pecaban y no había ninguna mácula infamante que ocultar a sus descendientes ...

- Que tipo duro,  Juan Morales, ahora entiendo mejor algunas cosas ...

Eso dicen, que alguna vez dijo, refiriéndose a mi, el coronel Don Máximo José Bedoya, después de una pela con un gaucho en el patio de un café cerca del callejón de los suspiros..

...y ese coronel Don Máximo José Bedoya, será con los años, no sólo mi amigo y compadre sino también mi cuñado, y tal como yo ahora, andará por mil lugares distintos de este inmenso territorio que forma nuestra Patria...

Por más que indago en todos los pliegues y los intersticios de mi memoria, no tengo recuerdo alguno de mis padres, ... tan sólo me acompaña el lejano recuerdo del resplandor de unos ojos azules, más azules que el mismo cielo, y que supongo serian  los de mi madre, a la que recuerdo vi llorar con desesperación ...

... en las noches de mucho calor, cuando el sueño se hace pesado, y me asaltan los recuerdos,  que me asedian de una manera cruel, veo las espectrales imágenes lánguidas, un tanto lúgubres de los señores curas que me educaron en el arte de la lectura y la escritura de lengua castellana para escribir y el latín para elevar plegarias a Dios, en las destrezas de las sumas y las restas de los números que inventaron los árabes, para facilitar los negocios entre los hombres,  y en las prácticas de los oficios del rito de la santa misa , que como una ofrenda a Dios Nuestro Señor que Reina en los Cielos, nosotros pobres mortales, sabedores de nuestra finitud, le ofrecemos como un acto tendiente a la salvación de nuestras almas, que traen la mácula del pecado original, sacerdotes con una gran carga de maldad, que a la más mínima falta que cometiéramos  con una regla cuadrada nos pegaban sobre los nudillos de los dedos de las manos, o nos hacían arrodillar sobre granos de maíz, rezando dos rosarios completos como mínimo, caminando de rodillas sobre los granos, o porque la cama estaba mal tendida, o la camisa no había quedado bien blanca cuando la lavamos, cuando la fila no estaba bien derecha a la hora de formar antes de entrar a las clases y mil cosas más, todas arbitrarias ….

....y un día, abandoné para siempre la misión,  tome las  armas y ahora soy uno más de los miles de hombres que vamos a regar con nuestra sangre la tierra donde nacimos y donde vivimos, sin pedir perdón ni misericordia, ya que sabemos que habremos de morir de la misma manera que hemos vividos,  matando sin remordimiento para sobrevivir...

...entonces cada tanto,... cuando te sea  posible hablar,... salí a sostener públicamente y a viva voz para que todos te puedan escuchar...., sin que el miedo se apodere de vos y cierre tu garganta impidiéndote hablar,.... sin experimentar ninguna sensación del miedo que antes se apoderaba de tu ser pensando cual sería el castigo que nos imponían, los señores curas; .... de los tantos castigos corporales que sufriste y de muchas de las marcas lacerantes que tenes grabadas sobre tu cuerpo y son mudas muestras de lo que son capaces  .....y no sientas arrepentimiento alguno por las cosas que hiciste y por las que ellos te castigaron,.... anímate a  jurar sobre Biblia, ....  que estos santos y piadosos hombres, cancerberos de la pureza del dogma y el rito, celosos guardianes del culto divino,..  que  fue creado cuando nació la Iglesia misma, durante los primeros tiempos cuando esa liturgia se desarrollada, en la semi penumbra  de las siempre húmeda de las catacumbas, ... .esos túneles subterráneos, cavados en las entrañas de la Roma Imperial,.....imperecederamente húmedos por el lento y constante fluir de aguas servidas,  .... donde  el conjunto de ritos y ceremonias con las que tributaban  homenaje de respeto y amor a Dios, a la Virgen, a los ángeles, a los santos, los mártires y a los beatos, esos primeros cristianos;....esos primeros cultores  se refugiaban  allí, .... no solo para  llevar a cabo sus ritos, ... sino para escapar de la ira que desataban sobre ellos, los devotos de los cultos paganos que se practicaban en la antigua Roma,.... y cuando ese culto dejo de ser prohibido y paso a ser el culto oficial del Estado Romano,.... los hombres que servían a  Dios Nuestro Señor, esos celosos custodios de la fé, cancerberos del rito, propaladores de un mensaje de amor,...   desataron auténticas matanzas contra quienes practicaban otros cultos,..... sabelo, y decilo siempre, .... los curas son todos unos auténticos hijos de puta, .....y  no lo dudes, ...son malvados y perversos, ....cuestionan moralmente todo lo que hacemos y sancionan todas nuestras debilidades carnales, .... en tanto ellos pueden satisfacer  sus urgencias humanas, sin sentir remordimiento alguno.....y señores curas, a la hora de la siesta y cuando el sopor parece que asfixiara, ....furtivos cual espectros, ... atraviesan el refectorio donde se almuerza y se introducen en las celdas de las monjitas del convento........

Eso fue lo que me dijo el día que lo conocí don Máximo José Bedoya, que con los años llegará a ser mi cuñado y yo recorde que eso pasaba en las misiones.

Cuando tomé consciencia de ello, abandone para siempre esa casa consagrada al rito sagrado de Dios, porque me hastié de los humanos abusos terrenales que esos hombres destinados a ser fieles y devotos servidores de Dios, celosos cancerberos del dogma, del rito y de las observancia que debíamos cumplir para no ser consumido en los fuegos eternos del averno,... mientras ellos acá en nuestra tierra se permitían hacer todo lo contrario. Por eso  me decidí brindar mis servicios como hombre a una causa bien distinta, más humana y terrenal,  la causa de la Patria en las filas del ejercito de línea, como también lo hace resto de mi familia....

...son unos hijos de puta que se cansaron de cogerse a todas las indias que quisieron, a cuanta monja se les cruza en el camino, o a alguna joven que se confiesa ante ellos de sus pecados,.....  cuando lo necesitan y después las castigaban con oraciones, ...o mejor dicho es al revés, primero las castigaban moralmente por cualquier falta y después se las cogían para saciar sus humanas necesidades, por que son tan humanos como nosotros...

Desde que tome la decisión de tomar las armas para defender la Patria,  he peleado en cien combates,  y eso es razón suficiente para que crea que mi vida, y la del resto de los hombres y las mujeres que forman mi familia, son junto a la Patria,  una sola cosa.
He logrado fundar una familia con Demetria Bedoya y se que mis hijos y los hijos de los suyos, es decir mis descendientes amaran y odiaran con toda la fuerza de su alma como lo hago yo ahora, como lo he hecho desde siempre aunque antes no lo sabía y buscarán ser y serán y querrán saber y sabrán...

Recuerdo, que todo esto me dijo el día que lo conocí, - una tarde en patio de un almacén y pulpería, en el callejón de los suspiros, en  del barrio de Montserrat, el barrio del tambor,  mientras  tomabamos una ginebra  después de haberme peleado con un gaucho, don Máximo José Bedoya, un coronel del Ejèrcito de Línea.

La noche,  cae ahora, en la inmensidad del chaco paraguayo, envuelta en una pesada bruma cargada de humedad, que todo lo asfixia, hundiendo todo, en el fango oscuro del piso de  este pequeño hospital de campaña, creando un ambiente fantasmal........algunos gimen de dolor, otros deliran por la fiebre, todos agonizan, todos saben que la hora que pondrá fin a sus días se acerca inexorablemente....
...soñé, no sé bien si fue hace un rato o hace muchos días atrás, porque esta fiebre que me abrasa el cuerpo y después siento un frío hasta el centro de los huesos, que me hace perder toda noción del tiempo, o por la ginebra o la poca quinina y los remedios que siempre escasean, que en medio de un paraje yerto había unos seres plateados que bailaban al son de extraños acordes, dentro de círculos concéntricos de fuego, mientras proferían gritos desgarradores, y entonces comprendí....

....las horas devienen lentas como la misma eternidad y el silencio espectral que nos rodea y que solo precede la llegada de la muerte es roto solo de a ratos por los acordes melancólicos y tristes que dan cuenta de la soledad, el recuerdo de una mujer y los hijos y el abandono que se siente cuando suena alguna guitarra y un bombo legüelo que pretenden mitigar el dolor de los heridos que saben que mas temprano que tarde la muerte llegará para ellos,y  para todos  nosotros .

En estos momentos,  el silencio esta tan presente en mi,  como la vida que me abandona poco a poco, pero que no se la quiero hacer fácil,  a esas deidades que los griegos llamaron las Moiras: Ellas se llamaban Cloto,  Láquesis, y Átropos, eras tres viejas vestidas con túnicas blancas que hilan, devanan y cortan el hilo de la vida de un hombre,  las Moiras tendrán un poco de trabajo conmigo,.....  sé que de a ratos me quiebro,  cuando una avalancha de palabras proferidas en medio del delirio causado por esta fiebre que me abrasa el cuerpo o lo que me queda de él,.... por qué hace días que no siento las piernas, .... hace días que no puedo contenerme y me orino encima sin darme cuenta,.....ahora  hay momentos en los cuales me asustan los ecos de los rugidos de las alimañas que se sienten a lo lejos,.... en medio de esa densa maraña de árboles, matorrales y bejucos, por donde nunca se filtra ni un solo rayo de sol, donde quedamos atrapados,  quizás para siempre,.... persiguiendo los restos de un ejército fantasmagórico de viejos, mujeres y niños,  en una retirada casi frenética hacia el norte, donde la selva es aún más impenetrable, hacia ninguna parte, ...una larga fila silenciosa  que acompaña y defiende, en esta huida, ... entre senderos de esta selva impenetrable, a un hombre ahora luce sombrío y abrumado por el peso de la derrota, abatido por la traición de sus hermanos y de los muchos que integraron un círculo íntimo de aduladores, .... ese hombre   es el general Don Francisco Solano López,... a  su lado una hermosa mujer pelirroja de ojos color verde como el de las esmeraldas,,,, una mujer de extrañas costumbres, que habla en francés o en guaraní casi en forma indistinta, y maldice  siempre en gaélico. Una mujer que brillaba como un sol en los salones más lujosos de París,  y desde el día que conoció a ese hombre se quedó para siempre a su lado, ...una mujer extraña para las costumbres pueblerinas y casi pirmitivas que se practicaban en el Paraguay, que  soportó la presencia de otras amantes que tenía su hombre,.... entre ellas una llamada Burgos que era su preferida,  que estoicamente soporto el desprecio de doña Juana Pabla Carrillo de López la madre del general,..... esa mujer que le dio siete hijos que también están ahora a su lado,  sin embargo, a pesar de que su sol se apagaba decidió no abandonarlo, tomar el tesoro del país y huir hacia Inglaterra junto a  sus hijos como se lo propuso el embajador inglés,  y  se mantuvo a u lado hasta el día de lo asesinaron a lanzazos unos macacos al servicio del Marqués Êu.

Trato de reponerme con un trago de ginebra,  porque la morfina no me calma los dolores del lanzazo que ingresó por la ingle y abrió mis carnes hasta muy adentro , y la quinina es inútil para apagar la fiebre; y aunque la  ginebra no sierva para calmar el dolor, el alcohol me atonta tun poco más,  solo recuerdo el rostro de Demetria que de Corrientes bajo a Buenos Aires donde los amigos la han de proteger en mi ausencia y la han de cuidar mejor que si se quedaba allá,  y ese gesto que pretendió ser de alegre despedida en medio de la adversidad que nos tocaba vivir,.....ahora comprendo que sabía que nunca más nos veríamos
.
Por eso quisiera desde lo más profundo de mi alma, poder juntar por tan solo un instante en mi puño todas las fuerzas que anidan en el universo, cosas que alguna vez los curas me enseñaron que era infinito, para que nuestro pequeño hijo Maximiliano a quien no conozco y nunca veré este tan sano como me cuenta en su última carta,  y que Dios, -  si en realidad existe como predican y me dijeron hace tanto tiempo -, esos hombres que dicen estar a su  servicio - , y  que me azotaban a la más mínima falta, cuando me enseñaron a rezar,  leer y escribir,  en castellano para comunicarse con los hombre y en latín para alabar y decir las novenas a Dios; que me enseñaron a sumar y restar para hacer negocios con otros hombres,  recen una misa para pedir a Dios,  le brinde a Ud la salud que ahora,  a mi me abandona para siempre.

Me cuesta mucho pensar en las cosas que quiero contarle en esta carta porque el dolor del lanzazo en la ingle me llega desde el tobillo y la punta de los pies, hasta el centro mismo de la cabeza, y se que se acerca inexorablemente la hora en la Àtropos ha de cortar el hilo de mi vida, porque me orino sobre el catre casi sin darme cuenta, porque perdí la sensibilidad de las manos y siento como un lento fuego lacerante me consume poco a poco,  y de a ratos siento como frío que me llega hasta el centro de los huesos,  y no me abandona durante horas;  y si bien,  el buen cirujano Golfarini  paso hace un rato y  me dijo que en unos días voy a volver a caminar, como si nada me hubiera pasado y me dará de alta, yo se que me estuvo mintiendo, para darme animo porque me estoy muriendo, porque mis huesos, mis entrañas y estos  despojos de lo que alguna vez fue mi cuerpo,  quedaran aquí para siempre, en medio de este exótico paraje que es el chaco paraguayo bajo un montículo de tierra colorada y pantanosa, sin lápida, ni cruz, ni marca alguna que lo señale en medio de esta impenetrable maraña de árboles, arbustos y lianas donde no se filtra nunca ni un rayo de sol.

Porque el dolor que siento por el lanzazo de esa caña tacuara que se me incrustó en la ingle me duele más que aquella bala perdida,  que se me atravesó en la batalla por Buenos Aires en medio del pecho una tarde lluviosa,  y cuando todos me daban por muerto empezando por ese matasanos que apenas balbuceaba cocoliche y que era incapaz de  parar la hemorragia que brotaba a borbotones,  cuando casi todos en voz baja decían que se escapaba la vida; todos menos yo mismo que le dije a ese médico y vociferaba con todas las fuerzas de mi alma a todos los que me quisieran oírme,  que ese día no me iba a morir allí, que la vida no me iba a abandonar no ese día, que yo habría de seguir viviendo, porque nadie se muere antes de la víspera, por que recién la había conocido a Ud. Demetria y a pesar de ello ya la amaba con todas las fuerzas de mi alma , desesperadamente y no podía ni quería, abandonar esta tierra sin haberla tenido en mis brazos y besarla despacio para vencer poco a poco sus miedos y también los míos y llegar a amarla con todas las fuerzas de mi alma, con furia, con desesperación y con ternura, para llegar a los dulces secretos que se esconden en lo más profundo y oscuro de su vientre claro y encontrar la continuidad de mi ser dentro de él, gracias a los fluidos del ser y la sangre blanca que traen la vida y la roja  que pesan más que el agua, en ese único y sublime acto de amor entre una mujer y un hombre, como lo hicimos después y logramos que el universo gira entera a nuestros pies....

....acompañado por una enorme catedral de recuerdos que me invaden sin ton ni son y me hacen sentir su presencia durante todos los minutos de todas las horas de todos los días que estoy aquí postrado y sobre los que perdí la cuenta, no paro de pensar en Ud. en nuestro hijo y en el futuro de ambos, en esta soledad inconmensurable que duele en el alma, mientras sigo postrado aquí en este hospital de sangre perdido en la inconmensurable espesura de esta selva enmarañada de árboles, arbustos, matorrales y lianas del chaco paraguayo por donde se filtra ni un rayo de sol y la humedad lo empapa todo aunque no llueva y que esta salpicada en desmontes abiertos por la mano del hombre observamos atónitos y sorprendidos los restos de extrañas factorías militares destruidas por ellos mismos, cuando los derrotamos y  antes de emprender la huida hacia el norte,  donde la selva es más espesa...

... huyen hacia el norte donde la selva es más impenetrable,   más densa donde no se filtran los  rayos del sol,  los restos ahora lastimosos de lo que otrora fue un ejército imponente, López formado en École Spéciale Militaire de Saint-Cyr,  adiestrado por oficiales instructores franceses e ingleses, dotados de armamento construido  en sus propias armerías, con municiones elaborados por ellos mismos gracias al concurso de armeros norteamericanos alemanes y austriacos, en sus propias factorias,… que ahora solo tratan de sobrevivir, son solo ancianos, mujeres y niños los que acompañan en medio de un silencio sepulcral a ese hombre abatido por el peso de una derrota que sabe es irreversible, que ensimismado y dolorido por la traición de sus familia de sangre y de los que habían jurado ser sus leales hasta la muerte, esos que se habían enriquecido a costa suyo gracias a sus favores,  aún a pesar de ser consiente de esa realidad resiste a entregarse a un enemigo cien veces superior, porque que no le perdonan haber abrigado un sueño antes de ahora, que no era el sueño extraviado de un loco ávido de poder, sino que era la materialización de idea de construir una Nación independiente, supo trasmitir su deseo de  modo tal que este se había hecho carne en su pueblo, que lo acompaña en su ocaso y en su derrota, de la misma manera que lo acompañó antes durante su esplendor,...

.... ese hombre  sabe que su sueño y su deseo construido con las fuerzas dormidas y ocultas que logro arrancar de las entrañas de los mismos que lo siguen y veneran como un dios, es el de todos ellos y nuestra envidia...

...no sé todavía bien, como llegue a caminar tranquilo al comienzo de la guerra por caseríos pequeños y bajos, todos iguales, todos abandonados antes de que encontrásemos en ellos, blancos como la leche, con los techos de paja seca por los rayos de un sol abrasador y que parece que se los tragase la tierra apenas uno dio vuelta la espala,  tomo el sendero y adentro en la selva, y al mirar a los pocos viejos que aún se quedan allí – por que solo eso encontramos a nuestro paso-, ya que los otros a hora son un ejercito fantasmagórico de mujeres, ancianos y niños que huye siempre hacia el norte, allí donde la selva es aún más densa e impenetrable, hacia la nada y que atraviesa el río donde puede vadearlo a paso de hombre y donde las carretas con los pocos pertrechos se entierran hasta los ejes en un barro denso por el peso que transportan, engañando a sus perseguidores y a la escuadra imperial brasilera que no puede acercarsele, escapándose al norte para sobrevivir entre una selva impenetrable, dejando tras de si sólo a los más viejos que no pueden acompañarlo y sólo vemos eso, viejos postrados que nos miran con la indiferencia y el odio ancestral que nace en lo profundo de la sangre y que pesa más que el agua y que están deparados ellos para el invasor victorioso.

Y recordar que era, ese mismo sentimiento el que vi nacer, en silencio desde lo más profundo de los ojos celestes de mi madre aquel día de febrero, de hace ya tantos años, proferido al Ejército Imperial del Brasil que entró en Buenos Aires como invasor victorioso apoyando al General don Justo José de Urquiza y a los unitarios que lo acompañan como muestra de su odio más profundo y la venganza con la que soñaron durante más de quince años, un ejército extranjero que se vengaba a su vez de Ituzaingó, un ejército que con estandartes y morriones empenachados impuso su lógica y su ley que no era otra que la del vencedor, fusilando sin piedad después de una parodia de juicios a su adversarios derrotados, cobrando tributos de guerra, dejando en la miseria a los vencidos en Caseros, ahorcando en el hueco de la iglesia de la Inmaculada Concepción o sea la Plaza de la Independencia, a don Antonio Alén el padre de mi amigo Leandro, el abuelo de ese chiquilin que casi nunca habla, que desde siempre ayudo uno a uno a sus vecinos y que se llama Hipólito Irigoyen.

Por eso, al recordar ese hecho, entiendo a estas gentes y el odio en sus miradas cargadas a la vez de maldiciones.

Cuando salimos de lo que alguna vez fue Asunción después de los bombardeos de la escuadra brasilera y cien combates, persiguiendo a ese ejercito fantasmagórico de niños, mujeres y ancianos harapientos, comencé a entender el odio profundo que estas gentes sentían hacia nosotros, y la razón de su huida desesperada hacia el norte, hacia ninguna parte, hacia la vida, por medio de la selva impenetrable y enmarañada de árboles, matorrales y lianas, por donde nunca se filtra ni un rayo de sol, siguiendo los designios del hombre ahora abatido y apesadumbrado por el peso de la derrota del sueño que soñó, un sueño inacabado como el destino que logro que su propio sueño sea el de todo ellos, que lo acompañan y lo veneran en silencio como solo se venera a un dios y que se han conjurado defender con su propia vida, ya que sin saberlo repiten la historia de hace ciento y pico de años, cuando defendieron con su propia vida, las vidas de un puñado de curas jesuitas que vivían en las misiones del Paraguay, que les enseñaron a cultivar la tierra, criar ganado, tallar imágenes sacras, el arte de la luthería y la ejecución de la música.

... y recuerdo, en los poco momentos de lucidez que tengo, por que la fiebre me devasta poco a poco, y siento que la vida se me escapa de entre las manos como el agua entre los dedos, durante esta desesperada carrera hacia el norte, al corazón mismo de la selva impenetrable y enmarañada de árboles, arbustos y lianas donde no se filtra ni un rayo de sol y los senderos que abrimos a golpes de machetes de vuelven a cerrar sobre sí después de cada paso y la humedad y la bruma es como una fina llovizna que nos tiene todo el tiempo empapados hasta el mismo frió de los huesos, el azul profundo de tus ojos y el perfume de pelo color azabache; y creo que me estoy volviendo loco por que los machetes y los sables se nos desafilan al rato de haberlos afilado para abrirnos paso en medio de esta selva impenetrable y enmarañada de árboles, arbustos y lianas que no dejan pasar ni un solo rayo de sol; porque no sé porque estoy acá ahora, ya que el silencio espectral que nos rodea de día y de noche, silencio despectivo y aterrador, impuesto por los poquísimos ancianos que al no poder esconderse o huir, están sentados sobre la tierra en la puerta de los ranchos o apoyados sobre las paredes y nos miran pasar en medio de un silencio que nos aturde, mientras sentimos y sabemos que aquí cerca, están los otros, los restos fantasmagóricos de un ejercito derrotado ahora compuesto por mujeres, ancianos y niños dispuestos a matar o morir, agazapados en la espesura de una selva enmarañada e impenetrable de árboles, arbustos y lianas, al acecho, que saben que el silencio que puedan imponer contribuye a aumentar nuestro terror y a prolongar la vida del hombre que ahora sombrío enjuto y apesadumbrado por el peso de la derrota los guía hacia el norte, hacia donde la selva es más espesa e impenetrable, junto a esa mujer pelirroja y hermosa de extrañas costumbres que habla en francés, guaraní y blasfema en gaélico; porque cada paso que damos hacia adelante es un paso más hacia muestra propia locura.

Entonces, durante la noche, de la misma nada, en silencio como espectros, aparecieron ellos, tan solo un puñado de niños, los restos finales decididos a todo y a pesar de todo de ese ejército fantasmagórico armado tan sólo con pequeñas lanzas de caña tacuara, a los que hace más de un año perseguimos, entonces el miedo como nunca antes se apoderó de mi ser, paralizándome por completo.

....como nunca antes, sentí transforme en una estatua de sal, formando un todo con esta tierra colorada, humeda y pantanosa a la que llegue para hacer la guerra, y en la que mis despojos habrán de quedar para siempre..., sentí que estaba dentro de un círculo de fuego, cuando el filo helado de una lanza laceró mis carnes hasta dejarlas vivas, y el frio del dolor que cruje hasta los huesos..., postrado en un catre de este hospital de sangre perdido en la inmensa enmarañada e impenetrable selva de árboles, arbustos y bejucos donde se filtra ni siquiera un rayo de sol, donde la humedad y la bruma son una finísima llovizna que nos traspasa la ropa y nos cala las carnes hasta llegar a los huesos, envueltos en medio de un silencio espectral, rodeado de los pocos hombres de mi batallón que aún quedan con vida y que por su propia voluntad o por la desdicha del azar decidieron acompañarme y quedarse aquí, padezco de una fiebre cada vez más intensa que me abrasa por que la quinina no hace ya más efecto; extraño como nunca antes lo había sentido el no estar juntos, la calidez de la piel de sus piernas y el olor a jazmines de sus pelo y maldigo a Nuestro señor Dios que Reina en los Cielos según me enseñaron hace tantos años atrás piadosos hombres que lo sirvan y aún sirven en en esta tierra, cuando me enseñaron el arte del uso del castellano y el latín para la lectura y el habla y sumar y restar para la práctica de los negocios entre los hombres.

....... las preguntas, que no tiene respuestas son cada vez mayores..., me acosan en soledad los recuerdos de combates y derrotas..., de traiciones y de miedos ocultados a fuerza de ginebras..., me juro a mi mismo que no he de confesarme..., y lloro su ausencia...., todo esto me producen vértigo y una sensación de angustia y vacío que no logro contener, entre dormido por los sopores de la morfina, la quinina y el alcohol, empapado por la lluvia que atraviesa los toldos y la ropa y nos cala hasta los huesos, y se entremezcla con los humores que despide mi cuerpo postrado y los orínes que ahora no logro contener, puedo aún soñar con los restos de ese ejército ahora fantasmagórico compuesto de mujeres, ancianos y niños devastados por el hambre, la fiebre y la peste, que continúa su huida frenética hacia el norte, hacia ningún lugar, sueño con ese hombre apesadumbrado por la derrota, la traición de su familia y los que fueron sus leales que se enriquecieron a su consta, sombrío y enjuto que los conduce hacia el norte, hacia la nada y deliro con esa hermosa mujer pelirroja de ojos verdes como las esmeraldas....

... una mujer hermosa, odiada y amada, por miles de hombres que sueñan con ella...

....una mujer, que habla en francés y aprendió hablar en guaraní, y maldice siempre en gaélico, esa mujer que es mi auténtica obsesión, frente a mi verdadero rostro, el dia de mi muerte.
Publicadas por Luis Nicolás Laporte a la/s 07:06 3 comentarios: